Por un breve debate no dado en una clase de antropología.

En el día de hoy nos tocaba hacer un breve debate sobre los parámetros deontológicos de la antropología. Es decir, ¿Cuáles son los marcos de profesionalidad de la antropología?
Este ha sido un debate muy caluroso, y sigue siéndolo, como exige una disciplina que este viva.
Me había preparado algunas referencias y reflexiones que considero pueden servir de ayuda para alguna mínima aclaración sobre ciertos aspectos de la disciplina.
La posmodernidad cubre con un velo de culpa moral a la disciplina, donde una entrevista puede llegar a ser considerada un acto de sometimiento al otro. Una agresión en toda regla por no respetar su propia alteridad. Pero Quien construye al otro?
Como vimos en el artículo dedicado a Trudeau (Llinares, 2018), la alteridad no se construye desde una posición tan simple como el Yo y el Otro. Pese a que se intenten defender planteamientos tan simploides, muchos factores entran en juego, multitud de ellos maleados por intenciones ajenas a ese cuerpo tan bondadoso que debe autodefinirse. El caso del indigenismo es claro. Como vimos (Llinares, 2019), el clientelismo político ha sido una herramienta fundamental para el desarrollo de las identidades indígenas, al igual que el interés de ciertas organizaciones de la droga o de organizaciones supranacionales como las Naciones Unidas.
Sin embargo como no todo es identidad y pensamiento, sabemos que aquel que se define lo hace con el fin de alcanzar algún recurso, recordemos:
[comenzar un proceso de reconstrucción del territorio mapuche] (…) no solamente significa rearmar el espacio físico a unir los espacios dispersos que tenemos actualmente, significa también ampliar las superficies de tierra recuperar nuestros bosques naturales, nuestra medicina, nuestro sistema de creencias, volver a practicar costumbres, recuperar los roles de las autoridades mapuches, suponer de un proyecto político propiamente mapuche, con dirigentes capaces de representar fielmente a sus pueblos, a su territorio en particular y ser contraparte respetable y respetada de instancias externas tanto de gobierno como de particulares”
(Olivi, 2011, 248)
Del mismo modo esto se ha producido, por ejemplo, en España con el caso del Catalanismo o del Vascocantabrismo, donde no se ha pedido un espacio cultural sino un espacio de gestión de recursos.
De igual modo se puede plantear la idea de las aportaciones del pensamiento de ciertas regiones que han sido negadas o desapropiadas, como es el caso de España. De lo cual da buena muestra el trabajo de O. H. Green (1969) y que aclara en un artículo previo las causas y motivos de su trabajo (1964)
Así pues el planteamiento ñoño de las identidades y de la alteridad ya queda puesto en tela de juicio.
Otra cuestión importante es la del preposicionamiento cultural del antropólogo. ¿Se puede partir de un punto cero? No.
A esto podemos sumar la intención de una suerte de nihilismo y su capacidad de adquirir un conocimiento más elevado que otros estudios como la historia o la sociología, pese a que estas también están infectadas de los absurdos agobios de la posmodernidad. En este sentido zanjo rápidamente el tema con los siguientes fragmentos de Etnología y utopía de Gustavo Bueno (1987, 35):
[…] es decir, el nihilismo, el escepticismo. Que es, por cierto, un “patrón cultural”, o, si se quiere, una institución, un algoritmo mucho más característico del “área de difusión helénico” que de la de los winnebago
[La perspectiva etnológica es] el límite de toda transcendentalidad: es la sabiduría teología (gnosticismo) o la sabiduría escéptica (el nihilismo) bajo la forma aséptica y científica” de un neutralismo nivelador. Tanto la una como la otra son sabidurías de un cuño filosófico “helénico”, aunque en su posición limite, aquella en la que la propia sabiduría se destruye. El gnosticismo es el límite metafísico de la sabiduría filosófica. El escepticismo es su límite negativo, critico. Ambas destruyen la filosofía a partir de ella misma. La primera, porque cree “saberlo todo”; la segunda, porque dice de acuerdo con su “algoritmo”, no saber nada. Pero la Filosofía […] se recupera con la negación de aquellos limites, con lo que Marx llamaba la “critica de la crítica critica”, porque, efectivamente, aunque hay muchas cosas en el mundo que no caben en mi filosofía, también es verdad que si todo principiante es un escéptico, todo escéptico es un principiante.
De igual modo me pare fundamental introducir a Gustavo Bueno, pues el mismo advierte que el problema de la antropología es u riesgo a convertirse en una suerte de filosofía del hombre. Y así él procede a realizar su crítica desde la filosofía materialista.
Uno de los argumentos de la posmodernidad es la del teorema de la incompletitud de Gödel, por el cual la posmodernidad tiene la razón al demostrar que no existe verdad alguna en los términos de la antropología (Lewellen, 2003). Y esto puede ser cierto (en cuyo caso tenemos una paradoja) pero se resuelve rápidamente con los dos planteamientos:
·         “pensar es pesar contra alguien”, los sistemas de pensamiento no funcionan de un modo aislado y marginal, onanista. Se enfrentan a otros,.
·         La crítica interdisciplinar. El gran problema de la antropología de la Europa continental y su poca amplitud de análisis. Es decir, todo es verbo, pero el análisis de las infraestructuras no aparece. Así pues parece más un curso introductorio que un grado completo. Esto desde los EE.UU. se evita al introducir algo tan sencillo como la biología, que obliga inmediatamente a definir lo humano de lo animal, lo genético de lo memético, lo natural de lo cultural, etc. si es que estas delimitaciones se pueden hacer tan limpiamente (Bueno, 2016; Elias, 2016). De igual modo se puede hacer una crítica desde la filosofía, la sociología, la historia, etc.
Pero ¿Qué se puede esperar de una materia que invierte más de la mitad de sus fuerzas en preguntarse por ella misma de modo aislado?

Bibliografía:

BUENO, Gustavo (1987). Etnología y utopía.  Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Etnología?. Madrid: Júcar Universidad.
(2016). El mito de la cultura. Oviedo: Pentalfa
ELIAS, Norbert (2016). El proceso de civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. México: Fondo de Cultura económica.
GREEN, Otish H. (1964). España y la tradición occidental. En:  Actas del Primer Congreso Internacional de Hispanistas: celebrado en Oxford del 6 al 11 de septiembre de 1962. Pp. 71-86. Disponible en Dialnet: <<https://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/01/aih_01_1_007.pdf>>
(1969). España y la tradición occidental. Madrid: Gredos. 4 Volúmenes.
LEWELLEN, Ted C. (2003). Introducción a la Antropología Política. Barcelona: Ediciones bellaterra

OLIVI, Alessandra (2011). “Territorios de significado: la constitución del proyecto de vida de los mapuches en Chile”. En: Pablo Palenzuela y Alessandra Olivi (coord.): Etnicidad y desarrollo en los Andes. Sevilla: Universidad de Sevilla. Pp. 223-254.

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