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Ramón Valdés del Toro: notas a Gustavo Bueno Martínez.

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Oviedo y Bueno. Unos recuerdos   Oviedo. 1   Esta carta la recibí sin firma, y la conservo. No suscribo ni rechazo los argumentos de quienes la enviaron. Me interesa porque refleja el clima digamos belicoso que se había gestado en la Facultad de Oviedo, tal vez por los crecientes desacuerdos entre Gustavo y yo, o, más probablemente, entre sus alumnos y los míos.. O por ambas cosas.     Unos interrogantes al Sr. D. Gustavo Bueno,  ponente de las Conferencias “Problemas en torno a la teoría de la Educación”.   Se ñ or Bueno:   Como conocedores del sistema marxista y defensores de los puntos válidos de su análisis, y deseando ayudarle a clarificar las aportaciones a la construcción de un mundo nuevo que Vd. ofrece en sus conferencias, desearíamos que nos contestase, de viva voz o en la prensa o como Vd. vea conveniente, pero sin evasivas, a las cuestiones siguientes que le formulamos con ocasión de sus intervenciones en el Primer Cursillo de Perfeccionamiento del Profesora

Nota a Barbie: una película triste.

Ayer fuí a ver a Barbie, y me quedé con una muy extraña sensación al terminar la película. Me dejó insatisfecho, pero me dejó con la insatisfacción de no ir a ver el típico Show Yanqui: no había final feliz, ni tan siquiera había un "final". En este sentido es posmoderna de manual. Barbie cuando se ha de enfrentar a Ken parece entender por un instante el dolor y sufrimiento acumulado, cómo él quería ser su otra mitad pues es para lo que fue creado. "Es Ken i Barbie, no solo Ken o solo Barbie" le espeta. Y ella se da cuenta, recapacita.   Pero para comando ya se está en el f ulgos de volver a Barbielandia ya todo eso se olvida. Margot Robie parece incluso poner gestos en la cara de duda en algún momento. Pero a al hora de la verdad el mundo ha seguido girando en pro de Barbieworld, Bárbara al final ha de dejar de ser Barbie para ser libre... pero a su vez le obliga a renunciar a Ken, y a su vez a decirle a Ken que está solo. Que contra la idea de

Lipofagia(s)

  Introducción: nutrición y dietética Lo primero es reconocer la dimensión histórica: el estómago fue considerado hasta hace no mucho uno de los “órganos vitales” del hombre –es interesante sin lugar a dudas el doble orden que al organología puede estructurar: por un lado hay un conocimiento anatómico «objetivado» [1] , pero por otro lado existen infinitas categorizaciones socioculturales con res-pecto a esos mismos órganos que les dan unas u otras categorías (los pies pueden ser sucios, mientras que al cabeza suele ser un espacio de Gloria, ver Anexo 1)-. En este sentido, vamos coger tres excelentes ejemplos históricos. Primeramente, nos cabe revisar las Etimologias de San Isidoro, la enciclopedia avan la letre por excelencia del mundo cristiano medieval. El «Libro IV» se dedica a “Acerca de la medicina”, y ya en el primer apartado el autor es claro: A ella le incumben no sólo los remedios que procura el arte de quienes con toda propiedad se llaman médicos, sino, además, la