«Identificación» en Little Senegal
Referencias
GOFFMAN, Erving
(2015). Estigma. La identidad deteriorada.
Argentina: Amorrortu.
BOUCHAREB, Rachid
(2001). Little Senegal.
Ensayo
Por primera vez procuró analizar la carga
que llevaba sobre sus espaldas, ese lastre de degradación social parcialmente enmascarado
tras un mal llamado «problema negro». Fue consciente de su pobreza; sin un centavo, sin un hogar,
sin tener tierra ni herramientas ni ahorros, él había entrado en competencia con
vecinos ricos, cualificados y con tierras. Ser
pobre es duro, pero pertenecer a una raza pobre en una tierra de dólares es el
colmo de las penurias.[1]
W. E. B.
Du-Bois, Las almas del pueblo negro.[2]
Es interesante que Dubois
haga esta observación a principios del siglo XX y que en 2001 se le cite en un
EEUU muy cambiado.
Si en el primer
ensayo nos interesaba señalar la discontinuidad presente en la propia identidad
de Frankenstein, aquí nos interesa advertir sobre otros aspectos muy diversos.
La razón es sencilla y doble:
-
Lo primero es que el texto fundamental
para “contrastar” con la película es complejo de hilvanar con esta. La
identidad es un elemento fluido, y Goffman hizo un abordaje elementalmente
psico-lógico. No negaremos las relaciones entre psicología y sociología, ya Mauss,
en su Sociología y Antropología,
dedicó la tercera parte del volumen a reflexionar sobre las relaciones
reciprocas y provechosas que se dan entre ambas disciplinas. No obstante, este enfoque
es muy limitante dado el tema pues, como muy bien señalan Diamond y Belasco en
su crítica a la idea de “roll” en Goffman (1982: 72) [3]:
Lo
cual quiere decir que no hay ninguna «dialéctica», ninguna interacción
creativa, entre el rol social y la identidad personal. Por el contrario, en el
mundo de las actuaciones de Goffman, la «personalidad del estatus», la
continuidad entre ego y la función social agota la definición de la persona. [...] Y
debemos repetir de nuevo que ni «la representación colectiva de roles» ni «el
infinito enmascaramiento de la personalidad» son universales; por el contrario
son fenómenos representativos de la civilización.
-
La cuestión de la “identidad” racial
o étnica. Esta es una cuestión muy compleja, en especial en el caso del continente
americano. Ha habido dos grandes polos de atracción en esta cuestión: por un
lado, la américa católica negra y por otro la negra protestante. Esta diferenciación
no es un capricho del que escribe por ser católico; ya en la presentación de Sociología de la religión de Roger
Bastide (1986, VII-VIII)[4]
se planteaba en estos términos:
Y es,
según opina Bastide, en América latina […] donde estas supervivencias se
conservaron con mayor fuerza, debido a que las relaciones interraciales
siguieron un modelo paternalista, por influjo de la religión católica. Por el
contario, en los EEUU. –dentro del área protestante- estas relaciones fueron
atenuadas y los modelos primitivos africanos más difuminados.
Como puede haber intuido
fácilmente el lector, la elección de William E. B. Du-Bois no ha sido por inspiración
divina: Du-Bois ha sido una de las figuras fundamentales en el desarrollo de lo
que conocemos como “panafricanismo” o “negritud”. Son dos conceptos diferentes,
y es un error común el mezclarlos. No obstante, también hemos querido acoger a
Du-Bois por dos motivos más, además de por uno obvio que es ser un luchador por
los derechos de los negros. Por un lado su obra “Las almas del pueblo negro” es
un relato personal sobre lo que vivieron los negros durante un siglo de
construcción de la nación americana por excelencia. Por otro lado Du-Bois es un
sociólogo, es decir, se aproxima bastante a
los enfoques que se le han dado más recientemente (y en el fondo es que éste
es un tema clásico) sobre la racialización.
Así pues, Du-Bois nos ofrece a una persona:
-
Que ha sido racializada durante
uno de los periodos más duros para estas personas.
-
Que se ha molestado en dejar relatado
de la forma más íntima dichas vivencias
-
Que está dentro del canon de las ciencias
sociales occidentales
Pero, y esto es
importante, su relevancia se debe a que nos otorga una profundidad en la
cuestión, que nos hace recordar, como bien lo hace la película, que esta
construcción de la identidad, antes que de un “yo” es de un “nosotros”[5],
y ha sido multidimensional y multimodal.
-
Multidimensional porque atañe a las
diversas dimensiones de la vida social mediante la cual construimos la realidad.
Así pues no podemos hablar de un único acontecimiento o proceso de acontecimientos:
son múltiples y muchos de ellos chocan los unos con los otros. Por poner un
ejemplo claro: a pesar de lo que Du-Bois diga, la guerra de secesión se dirime
elementalmente en un plano económico y político fundamental, antes que de un
debate ético entorno a la esclavitud. La guerra de secesión vio en el negro un
recurso humano que le podía servir como mano de obra, como soldado y también como
informante. Así pues, en esto nos recuerda a una Daeneris influenciando a los
esclavos de las ciudades libres para que se unan a ella o como mínimo que no se le opongan una
vez hay conquistado dicha ciudadela.[6]
-
Multimodal porque atañe a diversas
modulaciones (no modalidades) de los mismos procesos que podamos identificar. Así
pues, el propio movimiento por el panafricanismo ha sido muy rico y no puede ni
debe interpretarse en unos términos constantes e inmutables (sin por ello poder
determinar una “esencia”)[7].
Algo similar, queremos advertir, sucede con la esclavitud o el racismo: no son
fenómenos homogéneos que podamos zanjar de un carpetazo. En este sentido, es
fundamental recupera a Thompson:
Algunos
en occidente son hoy prisioneros de amplias categorías indiscriminadas –el
tercer mundo, blancos y negros, racismo, definiciones primarias de
imperialismo- y utilizan estas reglas de cálculo prefabricadas para medir, y
con frecuencia eliminar, las complejidades del pasado[8]
Al contrastar el
relato de Du-Bois; inclusive cuando alguno de estos aspectos no nos lo resalta
él mismo, pero sí que acudirá de inmediato a la memoria del lector critico;
podemos percibir estos matices.
Hay varios elementos
que ponen sobre la mesa una disputa entorno a lo negro y entorno a las
personas. Aquí vamos a tratar varios aspectos cogidos de la mano de la
película: un viaje.
Boucharet nos
ofrece un viaje: su película se abre con una puerta al mar, y se cierra con esa
misma puerta permitiéndonos ver como un último
barco parte hacia ahí: si, un “ahí” amplio, indefinido, que nos habla del
pasado y del porvenir, pero también de esas almas que se encuentran en mitad
del viaje.
El viaje
caracteriza al hombre, no ya solo en un sentido cosmopolita contemporáneo, sino
que inclusive nos ha definido a lo largo de tiempo como especie (Díez, 2005)[9].
Por otro lado, como ya señalábamos antes, inclusive el proceso de construcción
de la esfera negra a través de su diáspora (forzosa o no) es diversa en su
propio seno. Pero esto no ha sido así solo para los negros: muchos contingentes
humanos han sido movilizados al son de unas necesidades mayores, a veces escuchando
ellos mismos voces, como esos niños que se lanzaron a la cruzada en Francia
(Escohotado, 2008)[10],
o bien siendo una propuesta formal la que los animó a ellos, como esos indígenas
de América que venían a reforzar el prestigio de las clases aristocráticas
europeas (Taladoire, 2017)[11].
El viaje nos guía en nuestras reflexiones, al igual
que define a la película.
El museo y la conciencia.
Que el protagonista
trabaje en un museo no es baladí. La forma en que los museos han contenido “al
otro” ha variado muchísimo en la historia, tanto como que los museos ni siquiera son una institución
universal, y, como bien advierte Prats (1997, 35-37)[12]
tampoco es la única institución encargada de salvaguardar el “patrimonio”;
archivos, bibliotecas, colecciones, etc., son espacios de igual modo
importantes… por no hablar de las decenas de locales repletos de obras de arte
en paraísos fiscales donde ni el propietario, ni el público (no creado aun,
siguiendo a Bourdieu), ni el estado
pueden abordarlos (fiscalmente, patrimonialmente, espectacularmente [como espectáculo], académicamente [en universidades y centros especializados], etc.).
“Su pasado empieza
aquí”, advierte el guia a una muchacha con lágrimas en los ojos tras oír las explicaciones
de lo que se les hacía a los negros durante la extracción de sus aldeas y
pueblos. A esto cabría añadir la advertencia de Foucault (2015, 60)[13]:
La historia continua es el correlato de
la conciencia.
Si bien esta aseveración, con respecto al contenido de la
película, habrá de matizarse, nos permite ya empezar a encaminar las
principales relaciones entre varios de los conceptos que van “flotando” entorno
a los materiales que hemos dispuesto:
-
Patrimonio
-
Pasado
-
Conciencia
-
Cultura
-
Historia
-
Saber
-
Identidad
-
Autenticidad
-
Relato
-
Pueblo
Estamos ante un
proceso complejo de la construcción del sujeto, la construcción social del
sujeto; esto en relación con las tesis de Goffman que contrastaremos. En
términos más amplios, que podríamos abordar sin problemas dados los materiales
de los que partimos, estamos ante la construcción social de la realidad
mediante el conocimiento (Berger y Lukmann, 1968)[14].
De esto irá toda la
película: cómo un hombre, en principio culto, consciente de sí mismo, en una antítesis
de la alienación, puede terminar de conocer, de aprehender aquello que le es
extraño o próximo, vivir unas circunstancias que le obligaran a reconstruir su
realidad, desde elementos corpóreos de la realidad hasta los ideales de la
familia.
Alloune, así es
como se llama el protagonista, mira hacia el pasado para comprender su
presente; y para ello los museos y el arte, como elementos del patrimonio son
fundamentales. Si bien en la cuestión del arte no se puede entrar pues no se
expone más que una lámina, el propio Alloune advierte que las “marcas significan tanto como las
palabras”[15].
Así pues, ya se nos pone sobre aviso: no todo está contenido en las palabras,
ni toda palabra se contiene en un sistema de escritura: hay algo más, algo
vivido, una realidad encarnada.
Hay dos “objetos” que nos son de interés:
-
Primeramente, una cadena y una
pesa que se ataban a los esclavos. Es interesante que durante el viaje a América,
Alloune volverá a ver pesadas cadenas llevadas por negros; ahí redescubrirá un
mundo de explotación y abuso que creía ya parte de la historia de algo tan lejano
como la esclavitud. Se insiste en dos momentos de la película en el brutal
asesinato de un hombre negro a manos de la política, aparentemente de forma injustificada.
-
Más adelante, cuando Alloune
va a casa de su sobrino en Nueva York,
Hassan, se encuentra a un compañero de este, Karim, un inmigrante sin papeles,
con una chica negra llamada Amaralis. En esta escena se producen dos intercambios
de información interesantes.
El
primero es cuando Amaralis advierte a Karin que no obtendrá los papeles para garantizar
su estancia legal en el país si no sabe nada de EEUU, en concreto dice “quieres
ser americano y no sabes nada”; a esto le pregunta el chico, en tono
recriminatorio, que qué sabe ella de África, a lo que contesta ella: “yo no
necesito a África, y tú a América si”. La identificación con un país, un
continente o una raza es una cuestión circunstancial: no se es Africano, se está, podríamos afirmar emulando la famosa frase de Gustavo Bueno
al referirse a la cuestión de España (Bueno, 2019)[16].
El segundo
momento se produce de inmediato, cuando la chica le enseña un tatuaje que lleva
en la nalga derecha: “significa fantasma”. Es un carácter japonés o chino.
Lo que vemos es una
trasformación de la identidad, al manejar la marca de un modo diferente. Los
tatuajes han tenido por lo general un papel ceremonial: bien sea en rituales religiosos o bien como marcas que indican que se ha
superado ya una edad o una fase. Esto se aplica inclusive al caso histórico de
los marineros, cuyos tatuajes eran muestra de sus peripecias por el mundo no
occidental. Ella misma afirma que no es africana, y efectivamente no lo es, no
ha sido socializada como tal por lo que no tendría sentido que viera en las
“marcas” un lenguaje profundo como lo hace Alloune. Por otro lado, en el caso
de las cadenas, lo que vemos es la permanencia de la marca: unos grilletes
siguen siendo lo mismo doscientos, trescientos o quinientos años después.
Así pues vemos como
el “estigma” como elemento identificatorio, que, en realidad, puede o no poner
en un compromiso al estigmatizado, dependiendo de cómo se maneje en cada circunstancia,
pero también cada momento histórico dado, no es un ideal, no es un arquetipo.
La marca evoluciona cómo evolucionan nuestras sociedades.
El museo, en este
sentido, nos pone ante una situación paradójica al situar los objetos fuera de
su contexto (Méndez, 2009)[17].
Un claro ejemplo lo encontramos en las lecturas (vulgares, populares) sobre la
esclavitud según las cuales este era un mal inexistente antes de los modernos imperios
occidentales. Pero también podemos ver que esto es algo que se da en otro
aspecto fundamental de la película: la construcción de una familiaridad.
Alloune ve la
familia como ve los objetos del museo, o así lo hace hasta que la realidad se
le impone con el asesinato de su sobrino a manos de una gang conocida de Eleine. Aquí hemos de recordar que todo el
trasunto de la película es la reescritura de una genealogía del protagonista,
Alloune. Intuimos, no obstante, que él mismo es consciente de la inmensa distancia
que hay entre él y esos “suyos” ya tan lejanos del árbol genealógico: no dice
que son familia hasta una situación límite.
El viaje:
aprendizaje y lucha.
Vemos que hay dos momentos de claro contraste:
-
Por un lado tenemos a un Alloune
estudioso, de archivo y biblioteca. Como su propio sobrino le reconoce: “eres
un sabio”.
-
Posteriormente Alloune debe “enfangarse”,
bajar a la realidad.
En ambas fases
Alloune aprenderá las diferencias, a la vez que intenta enseñar las
similitudes. De igual modo, en ambas fases Alloune tendrá que luchar, disputar,
lo que sabe y lo que ignora. Así pues, durante su estancia en EEUU, se
producirán toda una serie de conflictos entre lo que es propiamente su familia,
lo que él considera como su familia con respecto a él y, finalmente, entre
ambos grupos, que terminaran por “romper” a Alloune.
Hassan es, con
diferencia, uno de los más conflictivos personajes, si bien esto no es un
capricho: la llegada del tío va a trastocar todas sus vidas, y eso es algo que
ya nos queda bien advertido cuando con la llamada del tío al trabajo del
sobrino este último es despedido por no atender como es debido a un cliente que lo insultaba. Un cliente, por
cierto, racista: un cliente negro racista con el empelado negro. Y es que, como
intuimos, el problema no es el color de piel: es África. La etiqueta de “lo
africano” está en permanente disputa, y en el hijo esto se aprecia especialmente
bien, tanto en su relación externa como en sus relaciones intrafamiliares. A su
tío le exige que tenga, por ejemplo, un comportamiento decente a la memoria de
su tía, pero a su vez Hassan pega a su mujer y abusa física, verbal y psicológicamente
de ella. Por otro lado están los Robinson. Nada más llegar a Nueva York, estado
al cual se trasladaron en al década de los 30 esa lejana rama familiar
suya, se configura una escena
interesante. Alloune en el cementerio, ante la tumba de quienes buscaba. Para
poder leer la información de la lápida ha de retirar la nieve. Su mano, negra,
africana, sostiene un montón de nieve blanca durante unos instantes. Ya se nos está
advirtiendo del contraste que se da; por otro lado este cambio ya viene marcado
por el cambio de apellido de dicha rama al asumir el apellido Robinson.
Como íbamos
diciendo, la familia Robinson es el otro grupo de conflicto en esta historia.
En su seno hay varios conflictos interesantes, pero estos no lo son bajo la lectura
que estamos dando. Así pues, nos interesa su relación con Alloune. Este hombre
intenta acercarse a la Sra. Robinson trabajando para ella; ella es antipática,
está resentida. Su hijo, como averiguaremos más tarde, lleva una vida que no la
complace, y algo similar o incluso más grave sucede con su nieta. Alloune se
encuentra ante todo un mundo que le es ajeno: para él la familia no es esto.
Para él hay un compromiso desde la misma concepción hasta la muerte;
detengámonos un momento en esto:
-
El nacimiento: Cuando Elleine, la
nieta de la Sra. Robinson tiene una hija, esta no quiere verla. En realidad
este no es un efecto extraño en madres primerizas, al igual que las depresiones
postparto y otros factores que, por lo general, no se reconocen en la imagen
idealizada que se tiene de la maternidad.
Alloune,
no obstante le advierte de que si quiere llevar a su hijo al “top of the world”
tendrá que esforzarse un poco más que abandonando a su hija nada más parirla.
Es interesante que esta interferencia suya no es aplaudida de inmediato:
Alloune tiene que enfrentarse a toda una nueva concepción de la familia por parte
de las nuevas generaciones, así entendemos que las enfermeras le reprochen que
él se implique en la “libre” toma de decisiones de ella, la madre[18],
un ejemplo está en la venezolana “Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres
a una vida libre de violencia”, donde se reniega de cualquier actitud: “que traiga pérdida de autonomía y
capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y su sexualidad impactando
negativamente en la calidad de vida de las mujeres”
(Venezuela, 2007: 30)[19].
El
nombre será el principio de esta relación oficialmente: “¿Qué nombre le
pondrás? ¿Ayá?¿Fatu?...”. Mediante este ritual de nombramiento la madre acepta
al hijo, debe replantearse quien es, y justamente no es nadie ese bebé. Será
ella la que le dé “entidad”, pero nunca en un mundo en abstracto e infinito, ni
ella sola como monada aislada.
Es
interesante que aquí se da un caso de divergencia en los procesos de búsqueda
de salud (Kleinman, 1979)[20].
Como decíamos antes, nuestras legislaciones, sometidas a Naciones Unidas, entienden
a la persona como un todo formado por su conciencia (alma) y su cuerpo, el cual
es apropiado o del cual se desposee al individuo: “mi cuerpo es mío”.
Esto,
evidentemente, es la forma que “nosotros” tenemos de percibir la relación entre
las diferentes partes que constituyen a la persona en nuestras culturas: “Es precisamente la pérdida de la
carnalidad del mundo lo que obliga al actor a proyectarse sobre su cuerpo para
darle carne a su existencia”. “La retórica del cuerpo ha sustituido a la del
alma, bajo los auspicios de una moral del consumo” (Le
Breton, 2018: 129 y 125)[21].
Esta
idea del cuerpo es la que da espacio a los “roles” de Goffman, dese la teología
del cuerpo de juan Pablo II, por ejemplo, donde “el cuerpo no es mío porque soy
yo mismo” (Galantino, 2017)[22]
esta disociación no puede darse como ha señalado biográficamente C. West (2020)[23].
En este sentido, solo queremos remarcar la distinción entre quedarnos en una
“sociología” o trascender a una “antropología”.
-
La muerte: Elleine, tras dar a luz
a su hijo, se fuga. Esta había ido a vivir a casa de Hassan, el sobrino de
Alloune, ya que no había espacio en la casa de la Sra. Robinson. Elleine le
roba a Hassan los bolsos que su mujer vendía en la calle y se fuga con un
grupillo de delincuentes menores.
Cuando
Hassan va a al encuentro de dichos delincuentes estos lo agreden al ver que
saca un revolver: de una mala caída se golpea la cabeza y muere. Elleine sale indemne
y al fían se reconciliará con su abuela. El protagonista terminará por perdonar
a la joven con una caricia en su rostro antes de ir a enterrar a su sobrino.
No
obstante, para Alloune el viaje ha terminado
Alloune mantiene un
compromiso final para con su sobrino: ha de darle una ceremonia musulmana, y ha
de enterrarlo en su Senegal natal.
Alloune ya no está
en América, pero tampoco está en África sin más. Está entre ambas masas de
tierra, o más bien, en ninguna de las dos del todo.
Conclusión:
Alloune no se somete
a la lógica de los “roles sociales” propias de lo que Diamond (1974)[24]
llama “la civilización”, o el orden propiamente civilizatorio.
Justamente esta
película retrata como el “rol social”, propio de una sociedad organizada en
“comunidades”[25] , no es
universal y justamente el asumir dichos “roles” puede ser uno de los aspectos
más desconcertantes para el migrado, al igual que para las viejas instituciones
ya presentes en occidente. No es casualidad que un movimiento como el feminismo
se haya definido de forma tan radical entorno a la familia, bien sea para
defenderla bien sea para atacarla, pero tampoco sorprende que este movimiento
por los “derechos sociales” -pues los civiles (civitas) ya están dados por garantías legislativas, a menos que se hable de la privilegium (derecho privado) para las mujeres- haya tomado el
concepto de “comunidad” (LGTBI) y de “rol” (genero/gender) como herramientas fundamentales para su lucha. Es así, como
también podemos comprender que estos movimientos son la nueva herramienta de colonización: “mujer
negra lucha por los derechos de tu género!”, ¿Pero y si no distingo entre
“genero” y “sexo”? “¡Defiende tu comunidad!”, ¿Pero y si me considero un pueblo
íntegro y no una mera “comunidad”?[26]
Esto se puede ir
reaplicando, con sus diferencias enriquecedoras para cada caso, en los diferentes
procesos de globalización que vivimos. Es importante, aquí, advertir que
estamos ante una diversidad de globalizaciones, que hegemónicamente se
caracterizan por lo recién expuesto, pero hay otros movimientos. El otro caso por
excelencia es el de la iglesia católica (Agnew, 2010)[27];
pese a que a partir del Concilio Vaticano II a veces sus sacerdotes se oponen al
magister y la traditio (Gold, 1973)[28],
Lluís Mallart es uno de los mejores y más próximos ejemplos (Llinares, 2019)[29].
De igual modo,
otros modos de globalización se han puesto sobre la mesa desde plataformas
recientes como es el caso del gigante asiático: China y sus inversiones en
África (Martin, 2020)[30],
las cuales son las más sonadas, pero no se podrían desvincular de una
acumulación de capital hecha en el “norte global”.
Los antropólogos tomamos
un papel (roll) importante en las estrategias de desarrollo alrededor del
mundo, películas como Little Senegal
nos recuerdan que es nuestro deber procurar recordar que no toda sociedad lo es
en los mismos términos que nosotros, y que por más que se quiera establecer “un
desarrollo humano”, nos encontramos por la fuerza con “codesarrollo” (Hidalgo,
2007)[31],
el cual es la conjunción de fuerzas de muy diversa índole. E inclusive, si se
asume esto, pero no se atiende a una “socialización” compleja, cualquier “Alloune”
terminará roto.
[1] La cursiva es añadida
[2] DU-BOIS, W. E. B. (2020 [1903]). Las almas del pueblo negro. España:
Capitan Swing.
[3] DIAMOND y BELASCO (1982). De la
cultura primitiva a la cultura moderna. España: Anagrama.
[4] BASTIDE, Roger (1986). Sociología
de la religión. 2 Vols. España: Júcar Universidad.
[5] Diagne (2018) reflexiona del siguiente modo al abordar la cuestión de
la “negritud”:
But when “who am I?” has to be
translated as “who are we?” everything changes especially when the “we” have to
define themselves against a world which leaves no room for who and what they
are because they are black folks in a world where “universal” seems to naturally
mean “white”.
Diagne,
Souleymane Bachir (2018). "Négritude". En: Edward N. Zalta (ed.). The Stanford Encyclopedia of Philosophy.
Summer 2018 Edition. Disponible en:
<<https://plato.stanford.edu/archives/sum2018/entries/negritude/>>
[6] Hablamos de la serie Juego de Tronos, originalmente pensada por el
novelista J. R. R. Martin.
[7] Φ (2010). Gustavo
Bueno, Esencias. Disponible en: <<https://www.youtube.com/watch?v=qocax9sZpwQ&feature=emb_title>>
[8] THOMPSON, E. P. (1993).
Alien Homage. Edward Thompson and Rabindranth Tagore. citado en: J.
Fontana (2018). Sobre la història i els seus usos públics. P. 166.
[9] DIEZ, Fernando (2005). El largo
viaje. Arqueología de los orígenes humanos y las primeras migraciones.
España: bellaterra
[10] ESCOHOTADO, Antonio. Los
enemigos del comercio: antes de Marx. Vol.1. España: Espasa.
[11] TALADOIRE, Éric (2017): De
América a Europa. Cuando los indígenas descubrieron el Viejo Mundo (1493-1892).
México: FCE:
[12] PRATS, Llorenç (1997). Antropología
y patrimonio. España: Ariel.
[13] FOUCAULT, M. (2015). Saber,
historia y discurso. Argentina: Prometeo libros.
[14] BERGER y LUCKMAN (1968). La
construcción social de la realidad. Argentina: Amorrortu.
[15] No es baladí que al referiste a esto no este hablando de las marcas
hechas por los esclavistas, esta hablando de las marcas étnicas que algunos
grupos humanos se hacen para poder identificarse en diversas esferas de la vida
social: economía, religiosa, política, etc.
[16] BUENO, Gustavo (2019). España
frente a Europa. Obras completas. España: Pentalfa.
[17] Méndez, Lourdes (2019). Antropología
del campo artístico. Del arte primitivo […] al contemporáneo. España:
editorial Síntesis.
[18] Sobre la libre elección de los procesos reproductivos nos cabe
recordar a Ángela Davis (2016, 205) al advertir que “Cuando un número tan
elevado de mujeres negras y latinas recurre al aborto, lo que expresan no es
tanto su deseo de liberarse de su maternidad, sino por el contrario de las
miserables condiciones sociales que las disuaden de traer nuevas vidas al mundo”.
DAVIS, Ángela
(2016). Mujer, raza y clase. España:
Akal.
[19] Venezuela (2007). Ley orgánica
sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Venezuela:
Tribunal supremo de justicia, instituto nacional e la mujer y Fondo de
Población de las Naciones unidas. Disponible en: <<https://venezuela.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/Ley_mujer%20%281%29_0.pdf>>
[20] KLEINMAN, Arthur (1979). “Concpets and a model for the comaprison of
medical systems as cultural systems”. En: Soc.
Sci. & Med.. Vol. 12. Pp. 85-93.
[21] LE BRETON, David (2018). Sociología
del cuerpo. España: Siruela.
[22] GALANTINO, Nunzio (2017). El cuerpo en teología: más allá del
platonismo. En: Selecciones de teología.
Disponible en: <<https://seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol46/183/183_galantino.pdf>>
[23] WEST, C. (20202). Cry of the
Heart. Disponible en YouTuber: <<https://www.youtube.com/watch?v=bYAUdLfLrTo&t=195s>>
[24] DIAMOND, S. (1974). In search of
the primitive: a critique of Civilization. EE.UU.: Transaction.
[25] ¿En qué momento los judíos dejan de ser un “pueblo” para ser vistos
como una “comunidad”? Pero más aún: ¿En qué momento ellos mismos se
autoidentifican como “comunidad”? (Cfr. FERNANDEZ Martorell, Mercedes (1984). Estudio antropológico: una comunidad judía.
España: editorial mitre. P. 9)
[26] No es de extrañar que sea desde el Islam desde donde se estén
planteando las críticas más contundentes y potentes al feminismo, más inclusive,
a nuestro parecer, que desde la categoría de raza (Por ej. Ángela Davis no nos
parece que consiga conexiones claras, mientras que desdibuja brutalmente
(brutamente) el eje de clase). Por desgracia la crítica cristiana se omite.
Cfr. GROSFOGUEL,
Ramón (Comp.) (2020). Feminismos
islámicos. España: edicions bellaterra y Biblioteca ciudadana. La
recuperación de la voz “islámico” en vez de “musulmán” ya nos esta diciendo
mucho, una tendencia que siguen muchísimas otras publicaciones.
[27] AGNEW, John (2010) “Deus Vult: The Geopolitics of the Catholic Church”.
En:
Geopolitics. 15:1, 39-61.
[28] GOLD, J. (1973). Católicos.
Estados Unidos e Inglaterra: Barry Levinson y Sidney Glazier. Disponible en
Netflix. Esta película es ejemplar en señalar estos cambios, una adaptación de
una novela homónima del escritor irlandés Brian Moore.
[29] LLINARES, Artur (2019). “mongo sikulu”. En el blog del autor.
Disponible en: <<https://arturllp.blogspot.com/2019/04/mongo-sikulu.html
>>. En este ensayo propuse una lectura cítrica de las aseveraciones
anti-católicas de Mallart en su célebre etnografía “Soy hijo de los evuzok”. De
igual modo concluyo que entre una antropología estructuralista o una
materialista, el materialismo propone mayor potencia.
[30] MARTIN, Pablo (2020). “La cooperación china: pociones hegemónicas,
beneficio mutuo y sus implicaciones en África”. La razón comunista. Nº 5. Disponible en: <<https://www.larazoncomunista.com/post/5-8-la-cooperaci%C3%B3n-china-posiciones-hegem%C3%B3nicas-beneficio-mutuo-y-sus-implicaciones-en-%C3%A1frica>>
[31] HIDALGO, A. (2007). ““Codesarrollo” como regla operatoria para la
cooperación al desarrollo”. En: Eikasa,
Revista de filosofía. Año II., 9.
Comentarios
Publicar un comentario