Objeto, cuerpo y comercio; VOX.
Introducción
Justificación y panorama político:
Si bien podríamos decir que la
política en las últimas décadas está marcada por propuestas políticas nuevas,
pese a que se han ido amoldando a las viejas jerarquías políticas, el auge de
una nueva forma de “derecha” ha sido lo que mayor estruendo ha provocado. Así encontramos
multitud de lecturas entorno a la que ha tenido muchos nombres: derecha
identitaria (Gonzalez, 2019), extrema derecha (Comas, 2019), derecha iliberal
(Castro, 2018), derecha populista (Zizek, 2018), entre muchas otras. [1]
Este tipo de “nueva derecha” es
heterogénea en sus intereses y todas se enfrentan entre ellas de forma
constante: en el caso español es paradójico que Santiago Abascal, líder de VOX,
mantenga tratos con Mateo Salvini mientras este a su vez apoya, ocasionalmente,
al líder secesionista C. Puigdemont.
Así pues, lo primero es advertir
la diversidad de este grupo político y negar el primer mito: ante la disolución
de la izquierda emerge una derecha organizada. Esta explicación, propia de los
que creen que el mundo es un conjunto de cálculos de suma 0, es falaz y da por
predado cierto estadio del mundo político.
En el caso español, como ya hemos
spoileado, la derecha iliberal
(etiqueta que de aquí en adelante hacemos nuestra) está representada por el
partido político VOX, encabezado por Santiago Abascal. Vox es un partido
autodefinido[2] de
derechas, conservador y católico. Se ha erigido en contra de ciertos
movimientos como el feminismo, las luchas LGTBI o el antirracismo. Se ha
opuesto a políticas relacionadas o no, como la ley de Violencia de Genero o la
ley de memoria Histórica.
Sin embargo dichos puntos no
hacen necesariamente alusión a su posicionamiento político, pues varios de
estos aspectos también han sido criticados desde la izquierda. Así que podemos
plantear aquí que no existe una lucha concreta de izquierdas o derechas. Sin embargo
cada agrupación política actúa de un modo diferenciado y diferenciador (branding político) con respecto a otros.
Así pues nos interesa ver como
este grupo se ha introducido en la cuestión de la gestación subrogada, mas popularmente
llamada vientres de alquiler. Esto se hace del máximo interés cuando vemos que
VOX se ha declarado antifeminista, así pues es de interés reconstruir sus
coordenadas y retomarlas desde varios autores con varios posicionamientos. Así
pues mientras que, por ejemplo, autoras se han pronunciado abiertamente “contra
la familia” (Lewis, 2019), la iglesia católica ha defendido la inamovilidad de dicha
institución (Vaticano, 2019).[3]
Vox se ha pronunciado en contra
de dicha forma de paternidad, advirtiendo que cosifica a la mujer (al tratarla
como una “vasija”) y al neonato al convertirlo en bien de compraventa.
Encontramos en la propia página
web de la organización política la noticia: en fechas de 2016 Rocío Monasterio
encabezó una manifestación, frente a la Asamblea de Madrid, contra la
subrogación (VOX, 2016).
Este ha sido un tema muy espinoso
y en el cual nadie se ha mojado en exceso en realidad. Pocas organizaciones han
sido claras al respecto más allá de Ciudadanos y VOX. PSOE, si bien se ha
opuesto, ha encontrado disidencias internas; lo cual se puede decir igual del
PP el cual se niega a la subrogación pero tiene figuras representativas como
Javier Maroto o Andrea Levyn que opinan distinto. Podemos, por su parte, opta
por una propuesta inclusiva, posiblemente más próxima a la situación de Candá.
Definición
La gestación subrogada es una
nueva forma de paternidad surgida de las llamadas “tecnologías reproductivas”. Así,
esta técnica se caracteriza por inseminar a una mujer que no será la madre del
hijo sino su dadora de vida. Así pues, la mujer actúa de receptáculo del
embrión hasta su nacimiento.
Este proceso es legal en algunos
países occidentales, sin embargo, el mercado se ha centrado en especial hacia
los países subdesarrollados como Ucrania o India, donde el proceso se abarata
hasta más de la mitad pero con el mismo descenso proporcional de garantías
tanto para la madre gestante, como para el neonato, como para la familia de
adopción[4].
Economía
La decisión
de adquirir un tipo de bienes en un lugar determinado se toma en circunstancias
diferentes de las que aconsejarían comprar otros productos en algún otro
contexto.
Esto nos advierte Polany (2011)
con respecto al pantanoso campo de los “intercambio” que, en ocasiones, reconsideramos
de mercado. Así pues, no basta con señalar que se produce un intercambio con
intereses al modo “occidental”, es necesario abordar como se plantea dicho
cambio y cuáles son las “expectativas” de los sujetos en dichos campos.
Así pues, vemos que, en el caso
de VOX, la mujer y el feto son considerados como dos personas, en tanto que personas
jurídicas, pues se les deben dar derechos a ambos, como mínimo, a la vida. Así
pues VOX sostiene la misma tesis contra el aborto, contra la prostitución y contra
la gestación subrogada: “la mujer no es una vasija”. Así pues no lo consideran
un objeto, y por ende no puede ser sujeto de transacción. Ya que ello sería
esclavitud. Para recordar a Aristóteles:
[…]Pero entre los instrumentos, hay unos que son inanimados y otros que
son vivos; por ejemplo, para el patrón de una nave, el timón es un instrumento
sin vida, y el marinero de proa un instrumento vivo, pues en las artes al
operario, se le considera como un verdadero instrumento. Conforme al mismo
principio, puede decirse que la propiedad no es más que un instrumento de la
existencia, la riqueza una porción de instrumentos, y el [23] esclavo una
propiedad viva; sólo que el operario, en tanto que instrumento, es el primero
de todos. […] Esto
prueba claramente lo que el esclavo es en sí y lo que puede ser. El que por una
ley natural no se pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre,
pertenece a otro, es naturalmente esclavo. Es hombre de otro el que en tanto
que hombre se convierte en una propiedad, y como propiedad es un instrumento de
uso y completamente individual.
Aristóteles
(1873); “De la esclavitud” en lib. I Política
Sin embargo
fíjense como diferencia el trabajo de la esclavitud en base al sujeto que
ejerce dicha tarea; el esclavo no se pone a sí mismo a disposición, es puesto
directamente por su carencia racional pese a ser raciomorfo, el trabajador lo
es por su disposición a dar el trabajo en otra empresa. Así pues la “libertad”
diferencia al esclavo del trabajador. Sin embargo el liberal Isaiah Berlín
(2005) advierte que no toda libertad es igual, hay que discernir.
La libertad positiva es aquella
que viene dada por la capacidad del individuo de actuar en una situación dada
sin que otros se interpongan en su camino. La libertad negativa es aquella que
viene dada cuando el entorno permite o no al individuo ejecutar su acción.
Esta doble tensión nos parece ilustrar
bien lo que es la tensión intrínseca en la ejecución de la libertad y del poder,
aunque podemos proponer que la dicotomía de Berlín es más teórica que fáctica,
en especial porque parte de una filosofía del individuo que no atiende a la
constitución de la libertad desde una perspectiva social más amplia: dar muerte
es liberar en un sacrificio, el suicidio en una sociedad católica es la condena
eterna. Así pues, nótese que el planteamiento de Berlin es claro para percibir
mejor un fenómeno, pero no para estudiarlo.
De esta forma podemos recordar
aquí a N. Elias (2016, 275) cuando dice rotundamente hablando sobre el amor y
el matrimonio: “la libertad reside
en la propia estructura de la sociedad”.
Así pues,
en este sentido, VOX reconoce que las condiciones bajo las cuales se producen
el aborto, la prostitución o la subrogación, no son siempre voluntarios, e
incluso cuando lo son, estos son inducidos por las circunstancias en las que se
encuentra la mujer. En esto se alinean directamente con una feminista como Ángela
Davis (2016, 205) cuando advertía que:
Cuando un número tan elevado de mujeres negras y latinas recurre al
aborto, lo que expresan no es tanto su deseo de liberarse de su maternidad,
sino por el contrario de las miserables condiciones sociales que las disuaden
de traer nuevas vidas al mundo
Tal y como se presenta constantemente,
vemos que si bien unos argumentos en común son sostenidos por ambos o múltiples
grupos, sus conclusiones son bien diferentes. Así pues, Ángela Davis sí que se muestra
una entusiasta defensora del aborto por los “derechos reproductivos” de la
mujer. Aquí cabe resaltar que Davis presenta con gran ímpetu lo que rotula, exactamente,
como “maternidad voluntaria[5]”.
¿Lo gracioso de esta situación? Entramos en el mismo juego que antes. ¿Las
madres que los son viendo morir a sus hijos de hambre en Brasil como nos retrata
Nancy Scheper-Hughes (1999) en qué se diferencian de las que dan sus hijos en
adopción en cochambrosos orfanatos chinos o rusos o de las mujeres indias y
ucranianas que tienen los hijos de otros?
Esta postura algo nihilista busca
poder así saltar los meros sentimentalismos y voluntarismos. La maternidad se
coordina con otros elementos en nuestra sociedad, desatenderlos en algún aspecto
para poder introducir la “libre voluntad” parece más cosa de demiurgos que de antropólogos.
A partir del feminismo queda
claro que la categoría de género debe ser incluida en los estudios sobre
cualquier tema que incorpore a la sociedad, junto a otras grandes categorías
como la propia de clase social (Stivens, 2012). El caso de la gestación
subrogada es uno de los grandes temas sobre el comercio global, que, por
desgracia, autoras de primer orden han dejado hueco en sus monografías (por ej.
Beltrán y Maquieira, 2001; Méndez, 2008; Cobo, 2019) pese a que muchos han
advertido que “La globalización, que tiene impactos radicalmente diferentes en
cada género, continuará proporcionando un terreno fértil para el análisis
feminista” (Lewellen, 2003, 214).
En este caso vemos que la
cuestión del género es fundamental, pues, sexualmente, solo la mujer puede
sostener un embarazo. Pero en este punto son necesarias, pese a que puedan parecer
demasiado básicas, dos aclaraciones. Es una mentira, socialmente aceptada, que
la reproducción es femenina, cuando la reproducción no es femenina en ningún
momento. Pues en el acto sexual ha de participar tanto el hombre como la mujer
y si no los materiales puestos son tanto gametos masculinos como femeninos. Además,
estudios recientes (Nuño, Pavlicev, Etxebarria; 2019) demuestran que durante el
embarazo la mujer no hace de mero recipiente ni el feto es un mera “semillita”.
Se produce una relación mutua desarrollada durante miles años uno de cuyos más
conocidos resultados es el “dilema obstétrico” que produce fuertes dolores a la
mujer al dar a luz en contraste con otros animales. Finalmente cabe resaltar
que al proceso en sí, probablemente, nos referimos de forma excesivamente
confusa. Como lo exponía perfectamente Gustavo Bueno (2018):
La reproducción es un concepto industrial, donde los
granjeros reproducen, si pueden ser clónicos, las ovejas y los caballos y el
ganado para ajustarse a las demandas del mercado. Pero la reproducción es una
metáfora tomada de la cultura precisamente, no al revés. La reproducción es,
por ejemplo, la reproducción de una moneda a partir de un molde que se
establece, o del troquel. Y así la forma es el troquel y cada moneda va
reproduciendo, a ser posible, de un modo casi clónico, por lo menos a la escala
que interesa, pero siempre con características de cada moneda que permitan que
no se cuente dos o tres veces la misma moneda porque si no habría comercio. Es
decir, incluso en el caso más claro de la reproducción, hay una reproducción
crónica. Es imposible que hayan dos cosas idénticas.
Así pues el concepto de reproducción aplicado
sistemáticamente a la biología es falsa porque si hubiera reproducción no
habría evolución, en cada caso de “reproducción” hay una diferencia esencial de
los hijos a los padres, más o menos pronunciada. Esta diferencia obliga a, en
vez de hablar de reproducción hablar de multiplicación, o transformación
multiplicativa. […] Esto permite que se llegue a puntos donde surgen nuevas
especies.[6]
Esto da
buena muestra de la insustancialidad de muchos análisis al tratar la cuestión
de la “reproducción” biológica a la vez que la social/económica (por ej.
Narotzky, 2004, 223-265).
Estas dos anotaciones se nos
hacen fundamentales para comprender la diferencia en lo que implica someter o
no las relaciones de “multiplicación” al sistema de mercado. A partir de aquí
y, creyendo que hemos advertido dos errores básicos en la mayoría de los
planteamientos, seguiremos, cogidos de la mano de Karl Polany y otras autoras,
la relación mercado-multiplicación y, en conclusión, cómo podemos relacionar
este trabajo antropológico con los posicionamientos de VOX.
El
mercado aparece como el lugar del intercambio, el comercio como su forma y el
dinero como su medio
(2011, 220)
Esta es la descripción del proceso
económico que Polanyi denomina “formal” pues solo atiende a la forma del
comercio dentro de un sistema de mercados generadores de precios y que opaca el
análisis del real proceso de la economía.
Polanyi desarrolla tres apartados
que vamos a buscar reexponer desde esta cuestión e imbricándolos con casos y
teorías que los feminismos han ido ilustrando con sus trabajos y denuncias
(tanto desde la academia como desde la movilización civil).
Forma de comercio
El comercio atiende a la forma
básica de intercambio de bienes de los que no se dispone entre dos partes que
coordina el movimiento de dichos bienes.
En este caso la apropiacion de
hijos cuando de estos no se puede disponer por el motivo que sea no es una novedad.
La adopción o formas ficticias de parentesco (Barfield, 2001, 479-480)[7]
son conocidos, más allá de los círculos académicos y, aun más, de los
antropológicos.
Sin embargo en estas formas de
“intercambio” no encontramos que el “mercado” (en el sentido formal) sea
necesario como plataforma. Así pues “no producen equivalencias para el
intercambio, sino que, por el contrario las presuponen” (Polany, 2011, 221).
En esto son interesantes los
estudios que ha hecho la antropología entorno a “aquello que no se puede dar o
vender” (por ej. Godelier, 2011). De igual modo no es de poca relevancia lo que
se ha llamado “economía afectiva” o de “los afectos” (Narotzky, 2011; Federici,
2018; Candela y Piñon, 2013). Una de las autoras centrales en esto ha sido
Silvia Federici, quien ha abogado por un programa de sueldos públicos a amas de
casa y compensaciones por perdida de vida laboral. Sin embargo, bajo esta
óptica, podemos advertir que subsumir a relaciones de mercado todo tipo de
intercambio es una falacia. Sin embargo, no hay que ir demasiado deprisa en
esto mismo; el dinero no hace mercado capitalista sin más.
Estos bienes, en la economía
substantiva, no están al acceso de las personas, por lo que deben ser
transportados, producidos, etc. Donde quedan al descubierto criterios
tecnológicos y sociológicos. En este sentido se nos hace inevitable retomar la
tecnologización de la reproducción y de la multiplicación en todo el proceso de
creación de parentesco. Si bien aquí nos vamos a centrar irremediablemente en
el proceso de “multiplicación”, no es menospreciable su influencia en otros
ámbitos como han demostrado investigadoras en textos recientes (por ej. Rodríguez,
Martin y Blanco; 2018).
Retomando la influencia de la
técnica en la multiplicación de la especie humana, nos vemos obligados a
referirnos al libro fundamental sobre xenofeminsimo de Helen Hester
(2018).
Hester (idem., 19) nos
define el xenofeminismo como un “feminismo tecnomaterialista, antinaturalista y
abolicionista de género”. Para ello, fuertemente influida por Haraway (2004) y
Firestone (1976)[8], se
propone la deconstrucción del discurso tradicional occidental, no solo con
respecto al género sino incluyendo (Hester, ídem., 39) “también a la
raza, a la clase, a la capacidad física y demás”, mediante las reales
posibilidades de las tecnologías de la reproducción. Sin embargo, Hester no
necesita hablar de las últimas y más recientes técnicas de inseminación o
aborto.
Advierte (Ídem., cap. 3)
que este no es un proceso novedoso, que parta de 0. Así el uso de tecnologías
va muy vinculado con la idea de ciertos feminismos de un conocimiento
asequible, accesible y librador. Si “el conocimiento es poder” el xenofeminismo
opta por que los propios usos de ls mujeres les permitan definir sus usos y
necesidades de cara a la tecnología a la vez que emplean a esta misma. Un par
de casos concretos es el del dispositivo de extracción menstrual Del-Em o el
especulo ginecológico; en cuanto a un conocimiento compartido podemos
referirnos al clásico Our Bodies Ourselves de 1971, por no entrar en la
expansión en el ámbito digital de estar redes de ayuda entre mujeres.
Conjugándose con pociones
ecologistas y críticas con respecto al Antropoceno (por ej. Alexiades, 2018)
(Hester, ídem., 62) nos invita a “un llamamiento a sintetizar nuestras
solidaridades en vez de privilegiar la familia genética y la reproducción
biológica en el contexto de un mundo de recursos agotados”. Este aspecto
fundamental está directamente relacionado con una concepción del parentesco más
amplia y correcta desde una perspectiva antropológica: la sangre no tiene por
qué hacer parentesco ni parentela. Sin embargo, a su vez no se reconocen los
flujos económicamente interesados de niños (adopción y subrogación) únicamente
se reincentiva la invisibilizada desigualdad que existe entre los niños del
mundo tal y como nos recuerda José Esteban (2009). A su vez la idea de “hacer
comunidad” puede fácilmente relacionarse con otras nociones mucho más clásicas
como el propio cristianismo: comunitario y anticapitalista (Polanyi, 2014).
La perspectiva antropológica de
analizar estas relaciones entre e intercambios de hijos y la economía es
mediante el análisis de la “institución económica”. Polanyi nos propone tres
tipos principales de comercio. Los analizaremos los tres para, a su vez, situar
otras propuestas con respecto a la subrogación y lo que lo diferencia de los
posicionamientos del partido de Abascal.
-
Presentes: se basan en la relación de
reciprocidad (tabla 1). Esta es la forma de intercambio más elaborada y escasa
en cuanto a la recurrencia. Así pues, suelen ser intercambios entre jefes o
representantes del poder político y suelen ser reducidos y espaciados. En este
sentido no creemos que ningún partido político opte por esta forma de
intercambio, sin embargo sí que creemos que puede estar relacionado con otras
formas de donación o préstamo de hijos que se dan no tanto por su oficialidad
política sino por un carácter discreto y recíproco en un marco más amplio.
Creemos que su desvinculación de esta esfera pública es la que hace que VOX no
se meta con las adopciones, que son intercambios, sin beneficios, de hijos, aunque
si para los intermediarios (pagos por la burocracia, donaciones, etc.). esta
movilización de recursos en torno al proceso y por el propio proceso muestra cómo
se mantienen relaciones con la economía, pero no con la formal (de mercado),
sino con la sustantiva.
-
Administrado: Esta es la propuesta que creemos
cuadra con propuestas a favor de la subrogación como con Cs o PNV y algunos
grupos dentro de otros partidos como PP.
Se caracteriza
por estar gestionada por métodos administrativos, sus valores están
normalizados y suele producirse un intercambio de un bien por otro bien, pero
no varios. Así se entiende la propuesta de los partidos que advierten que no
debe tener un carácter de beneficio dicha transacción más allá de cubrir las
necesidades de multiplicación de la mujer (asistencia sanitaria, ropa, pruebas
del feto, etc.). así pues se regulan los valores de dicho intercambio y se
considera mediante evaluaciones formales.
Nótese aquí como
el hecho de intercambiar un hijo se propone por otras sustancias, pero no
propiamente dinero o formas de lucro. Así pues esto nos advierte de como aún se
conserva una perspectiva sobre la “multiplicación” aun alejada de la “reproducción”.
La mujer no se ve como un objeto de trabajo que fabrique niños. Esta misma perspectiva,
pero más radicalizada es la que hace que VOX haya sostenido su lema tan propio
como “las mujeres no son vasijas”.
-
Mercado: “La
gama de los bienes comerciables, las mercancías, es prácticamente ilimitada y
la organización del comercio de mercado sigue las líneas trazadas por el
mecanismo oferta-demanda-precio.” (Polanyi, ídem., 226)
Nombre:
|
Definición
|
¿Cumple intercambio reciproco?
|
R.
Generalizada
|
Se da
algo sin esperar nada a cambio (aunque suele obtenerse) a largo plazo. Es el
polo altruista, una forma de compartir donde no se lleva la cuenta.
|
≠
|
R.
Equilibrada
|
Transferencias
iguales.
|
=
|
R.
Negativa
|
A
alguien le es tomado algo sin expectativas de devolución. (robo/hurto)
|
≠
|
Tabla1: Tipos principales de Reciprocidad.
Fuente: Llinares, 2018.
Uso del dinero
Polanyi nos define el dinero como un mero objeto cuantificable que
puede tener tres usos, los cuales suelen ser combinados, en mayor o menor grado,
en cada sociedad que emplea dicha herramienta:
·
Como pago
·
Como patrón
·
Como medio de intercambio
Es importante resaltar que los
tres usos se suelen dar a la vez, si bien dependiendo de cada economías
acentúan unos usos u otros. En nuestro caso nos encontramos en un sistema de
mercado, por lo que no creemos que sea necesario extenderse en exceso en este
punto.
Elementos del mercado
Polany considera que para que se
de una institución de mercado deben presentarse en el proceso económico, o bien
una multitud de ofertas, o bien una multitud de demandas. En el supuesto de que
ambas estén presentes se trata de un sistema de mercado.
A modo de aclaración: en la URRSS
existía una institución de mercado por existir una multitud de demandas, sin embargo el mercado
(junto sus crisis cíclicas y otras características) no existía ya que la oferta
no era múltiple al correr a cargo de un sistema planificado en manos de un
único estado.
En el caso de la gestación subrogada
nos encontramos ante un mercado. Así pues, existen diversas demandas que se
coordinan con diversas ofertas. De esta forma no todas las unidades familiares
buscan lo mismo, existen hasta procesos muy detallados de “selección genética”
del niño. Al final del documento adjuntamos, a modo de anexo, la fotografía de
una página web que nos sirve de ejemplo.
Polanyi prosigue advirtiendo que
dentro de la oferta y la demanda hay que diferenciar entre bienes y persona,
puesto que son dos elementos diferentes. Sin embargo, en el caso de la
gestación subrogada el neonato es el objeto de intercambio. Hay quien optaría
por afirma que es la paternidad lo que se busca; podemos preguntar: ¿El
proxeneta puede alcanzar el placer sexual sin la relación carnal?
Finalmente los precios son
equivalencias entre lo que se intercambia o lo que se puede exigir en lugar del
bien en sí. Esto es importante para hacer notar que esto surge de las
condiciones socialmente dadas al igual que de la capacidad de los compradores y
vendedores. Así pues el precio no está prefijado. En este caso es importantes,
pues las reformas legales de los países afectan a estas “equivalencias”. El
mejor caso es India, la cual desde que ha restringido el acceso a la maternidad
subrogada se ha encarecido exponencialmente igualando a los países occidentales
(ver anexo). Sin embargo, a su vez,
surgen nuevas propuestas más económicas, como Kenia.
Conclusiones
Lo que no hay que perder de vista
es que de lo que estamos hablando es de como un proceso de multiplicación es
introducido en el mercado creador de precios.
Así pues, comprendemos esto como
un paso más en la institucionalización de los recursos mediante el mercado.
Cabe recordar que el capital explota la naturaleza y al hombre, según Marx. A
partir de esta representación podremos ver con mayor claridad cuáles son las
posiciones y definiciones de aquellos que se relacionan con esta cuestión,
empezando por el propio VOX, que como hemos visto cumple con su requisito
cristiano, pero no mucho. Así pues ciertamente se oponen a la comercialización
de bebes pero por esencialismo, al igual que se esgrime del mismo modo su discurso
entorno a la mujer.
Así pues podemos ver como VOX en
ciertos aspectos puede elaborar una crítica feminista, en otras ocasiones cristiana
o en otras marxista.
No es nuestra obligación verter
alguna opinión sobre si es adecuado o no el posicionamiento de VOX o cual es la
postura que debe tomar el lector de estas líneas. Lo que nos interesa es poder
analizar las implicaciones de dicha propuesta desde una perspectiva antropológica
y feminista. Como decía H. Moore (1996, 145): “Las cuestiones de diferencias de
clase y la relación entre ideologías familiares, y realidades sociales y
económicas de la organización doméstica son fundamentales para analizar los
cambios de las estructuras «familia»/hogar.”
Esto a su vez, y ya para terminar, creemos que enlaza muy bien con las
posturas de Clara Zetkin (1976) con respecto a los feminismos. Ana de Miguel
(2018, 305-6)[9]
nos sintetiza muy bien las posiciones de la autora revolucionaria:
La familia de la alta burguesía se basa
en un mero acuerdo económico, carece de sentido moral. […] ni es madre ni es esposa, a los hijos los
cuida la servidumbre y con el marido el acuerdo es económico, no amoroso.
[…] Su interés específico consiste
en luchar por conquistar el derecho civil a la propiedad, a disponer de su
propio patrimonio.
Respecto a la familia de la mediana y
pequeña burguesía observa su progresiva proletarización y destrucción.
[…] cuentan con un nutrido ejército
de prostitutas para satisfacer sus deseos sexuales […]. […] optan por no casarse, lo que genera la
imperiosa necesidad de incorporarse al trabajo asalariado para las mujeres de
esta clase social […] Esta
es la razón de su tajante negativa al sufragio femenino: saben que mediante
éste las mujeres podrían cambiar las leyes y convertirse en incómodas rivales
en un mercado de trabajo cada vez más precario.
Por ultimo […] la clase proletaria. […] Las mujeres, los niños incluso, han sido
arrancadas del hogar por la voracidad del capital.[10]
[…] las mujeres trabajadoras se han
convertido en una fuerza de trabajo absolutamente igual a los camaradas
varones.
Terminamos con Zetkin como gesto
de reconocimiento y ante todo porque la otra propuesta de trabajo hubiera
podido ser el análisis de la gestación subrogada desde sus planteamientos, tan
dejados de la mano de Dios. Sin embargo Polanyi nos parecía más “antropológico”
y más aceptado en la academia, lo cual ahorraba tener que dar explicaciones de
más. Pero quede la propuesta abierta para el que lea estas líneas.
ARTUR LLINARES PACIA
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Anexo:
Pantallazo de la página web de FESKOV:
https://maternidad-subrogada-centro.es/coste.php
[1]
La bibliografía mencionada es
meramente referencial, pues son muchos los autores y obras donde se han ido
tratando dichos términos.
[2]
Es aquí importante resaltar que una
cosa es lo que diga el partido y otra cosa es su real comportamiento o relación
con la cuestión política. Así hemos podido ver a partidos de izquierdas
promoviendo la privatización (el PSOE durante la transición española (Melchor,
2019) o el derecho a la autodeterminación de los pueblos (Podemos o IU por
ejemplo, lo cual los alinea con la extrema derecha europeísta). A esto mismo
Manuela Carmena, por ejemplo, se pronunció contra la ley de Violencia de Genero
con críticas similares a las que esgrime la derecha política actual.
[3]
Algo muy interesante y que relaciona
directamente a ambos grupos es que tratan a la familia como institución; bien
sea para mantenerla o bien sea para destruirla.
[4]
Es curioso que en los documentos que
hemos ido empleando para informarnos sobre este proceso, nunca se habla de los
padres como “padres adoptivos” sino se diferencia entre gestante y no gestante.
Muy probamente esta sea una limitación en la aplicación de los términos de
parentesco donde la antropología tenga un fuerte papel de cara al futuro,
siempre que se relacione con una bioética.
[5]
Igual podemos reformular el título
de Schopenhauer de “El mundo como voluntad y representación” al de “Maternidad
como voluntad y discurso”, para hacerlo algo mas posmo. y menos romántico.
[6]
Este texto de Bueno da fe de las
dificultades que algunos autores tiene al momento de hablar de la reproducción
biológica. Así pues en Nuño (2013, 49) vemos que la autora señala: “la
uniformidad y la reproductibilidad de una función biológica es una expectativa
quimérica, incluso en sistemas rediseñados extremadamente simplificados”. De
igual modo Hester (ídem., 72) dice: “es precisamente aquí donde deberíamos
situar el carácter productivamente “salvaje” de la reproducción: no en lo
impredecible del embarazo y el parto, ni en un rechazo al ciborg médico, sino en
la posibilidad siempre presente de que se produzca algún tipo de disrupción que
atente contra los distintos esfuerzos tendientes a asegurar la duplicación de
lo mismo”.
[7]
Por un error de la editorial el
nombre del autor del artículo no consta. Por lo que referencio la obra entera y
las dos páginas que ocupa la entrada en el diccionario.
[8]
Es de interés Amorós, 2018.
[9]
La autora se centra en el análisis
de Flora Tristán, Clara Zetkin y Alejandra Kollontay. La autora toma partido
por esta última, sin embargo sus tesis son profundamente psicologistas y
pedagojistas, muy probablemente en concordancia con los estudios sociales de su
época (por ej. Kollontay 2014). En nuestro cao tomamos parte por Zetkin, pero
lo más relevante es hacer nota que de Miguel no esgrime ni un solo argumento
contra las tesis fundamentales de esta autora, mientras que se dedica a inflar
a Kollontay, quien se lleva buena parte de las hojas del artículo. En este
sentido es indicativo de la pérdida de peso que ha tenido Zetkin en el
feminismo contemporáneo. Ella misma, creemos ver, se autojsutifica al decir que
“su lugar histórico [el de Zetkin] es
más importante en la articulación practica del feminismo que en la teórica” (p.
304).
[10]
En este sentido creemos que hace
directa alusión al capítulo XV de El
Capital (tomo 1) de Marx dedicado a la mecanización de la industria ay a la
incorporación de la mujer y los niños en dicho sector.
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