David Kopenawa y la Destruction of the world
En Destruction of the world[1]
se advierte de la inminente debacle ecosistémica global que se cierne ante la intervención
antrópica en el planeta tierra.
Se advierte ante esto de la obligación
del pueblo blanco de escuchar a los diversos pueblos indígenas y a sus
chamanes, los encargados de asegurar el corriente funcionamiento del mundo y de
los dioses.
Se destacan dos visiones
monistas; la étnica y la ecológica. Así pues cuando se invoca a “the White people’s ears”
parece no atenderse a la diversidad interna que hay entre la White people o incluso sus discontinuidades
internas y continuidades con otras unidades étnicas: qué categoría ocupan los
Rusos en la “historia de Europa”, qué categoría ocupamos los latinos en Europa,
que categoría racial (étnica, política e histórica) es la de “lo hispano”. Así pues se aprecia aquí uno de los
raudales fundamentales de la cosmovisión indígena, la reducción a pueblos/etnias
como unidades dadas.
El otro fundamento es un monismo ecológico
por el cual se hace una abstracción de lo concreto (Bosque) a lo global (Mundo).
Así pues un entorno ecológico local pasa a ser una dimensión a la escala del
mundo. Sin embargo sabemos que el mundo no posee una ecología sino múltiples,
por lo cual en las estepas mongolas próxima al Gobi el problema no es que “the ground will Split open, and all
the trees will collapse on top of each other”, básicamente porque la preocupación
es que el colindante desierto termine por imponerse; así pues la naturaleza se salta en esta parte del guion
lo catastrófico.
Finalmente resulta curioso que se advierta de una ausencia del pensamiento
indígena cuando desde Bernardino de Sahagun hasta el Papa Francisco encontramos
una voluntad constante de comprender e incorporar los planteamientos indígenas
a una tradición. Probablemente el mayor problema aquí es el de la consideración
de la cultura como un agente propio sin incorporarlo a desarrollos de otra índole
como la política o la economía; mismamente la guerra como planteó Klawseviz y
como materializa EE.UU. mediante el Congreso por la libertad cultural. Así pues,
y no siendo una novedad de fundamento, en el presente año 2019, el Papa
Francisco ha presentado la Instrumentum
Laboris de la Asamblea especial para la Región Panamazonica del Sínodo de
los Obispos, donde se recupera uno de los fundamentos de la antropología o la proto-antropologia
hispánica desde Baltasar de Ayala y su Extirpación
de la idolatría:
El proceso de conversión a la que la
iglesia esta llamada implica desaprender, aprender y reaprender. Este camino
requiere de una mirada crítica y autocritica que nos permita identificar
aquello que necesitamos desaprender,
aquello que daña a la Casa Común y a sus pueblos.[2]
(102)
Esto de inmediato niega la voluntad que algunos antropólogos muy
comprometidos han expuesto he ido promoviendo:
En una sociedad pluralista, ningún sistema
debería imponerse a otro.[3]
(p.
176)
Sin embargo parece recordar que
aquello que es inconmensurable en la pluma, en la cruz o en la bandera lo es en
la técnica, la tecnología y la guerra. Separar ambas divisiones nos lleva a
visiones, abiertamente, ñoñas del mundo y de aquello llamado Humanidad.
ARTUR LLINARES PACIA
[1] KOPENAWA,
David; BRUCE, Albert (2013) The
Falling Sky. Words of a Yanomami Shaman.
Cambridge, London. Harvard University Press. Disponer en línea: https://www.hup.harvard.edu/features/the-falling-sky/
[2]
BOLLETTINO (2019). Instrumentum laboris.
Italia: Sala Stampa della Santa Sede. Disponible en línea: http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2019/06/17/ins.html
[3]
MALLART, Lluís (2007). Soy hijo de los
evuzok. La vida de un antropólogo en Camerún. España: Ariel. Vease una reseña critica en: LLINARES, Artur (2018). Mongo sikulu. Disponible en
Blogspot: https://arturllp.blogspot.com/2019/04/mongo-sikulu.html
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