Tientos a la Mediación Comunitaria: I

 Elabora un documento donde se describan los tres modelos de mediación. Escribe una opinión sobre los tres.

 

Modelo Harvard:

Este modelo, siendo el más antiguo, emerge de contextos de carácter jurídico. Así pues, su principal objetico es el encuentro de resoluciones a los conflictos, negociados, que eviten buscar sentencias judiciales.

Es por ello que este modelo se caracteriza por 1) buscar disociar a las personas –las partes- del conflicto; se despersonaliza así el problema 2) restando peso a las posiciones de los interesados, y centrándose en los intereses últimos de estos. Es así como 3) se busca proyectar estas negociaciones en al fórmula “win-to-Win” (ganar-ganar) para que ambas partes salgan satisfechas; es por ello mismo que se busca también 4) despersonalizar los criterios, buscando establecer “criterios objetivos” dentro del contexto de mediación –cantidades, fechas, términos y características concretos, etc.-. En síntesis, 6) lo que se busca es lo que en ingles se conoce como “Best Alternative To Negotated Agreement” (BATNA).

Este modelo, dado su marcado carácter contractual o de concordato, parece ser más apropiado en relaciones de tipo impersonal –por ej. empleado vs empresa, empresario vs sindicato, etc.-. Pues, si bien puede el mediador pretender dar más o menos relevancia a la dimensión personal del problema, no siempre puede ser apropiado: piénsese en un caso de empleado vs empleador donde haya, por ejemplo, un problema de luto/duelo a mediar; si bien el entorno puede ser laboral, existe una dimensión personal radical –aunque sea solo por una de las dos partes- que hará inoperante esta búsqueda de acuerdos.

Modelo Transformativo:

Este modelo se distancia radicalmente del anterior, siendo así que hasta puede obviarse la finalidad de encontrar un acuerdo, mientras las partes puedan cambiar radicalmente su postura empática para con el otro. Este modelo fue presentado por Bush y Folguer en una obra de los años 60 –traducida en los 90 al español en Barcelona-.

Este método, en consonancia con las teorías de la comunicación emergidas al amparo de los “nuevos medios” de los 60, se sostiene en base a una sociología de la comunicación –por ejemplo el clásico de Habermas, McLuhan o Berger y Luckamn-. Así entre sus características, podemos destacar que 1) la comunicación será un vector fundamental de trabajo del mediador. Por otro lado, 2) las posiciones subjetivas de los participantes son esenciales, pues 3) las emociones son un material clave para que emerjan los problemas y as u vez se solucionen –pero desde la emocionalidad, más que desde la problematización o búsqueda de meros acuerdo-. En definitiva, 4) “Se busca cambios en la relación y en las personas, con el fin de que cumplan lo acordado por ellas y evitar conflictos fututos” (Isaza, Murgas y Oñate; 2018: 152)[1].

En el citado artículo, se muestran las aplicaciones en Colombia en contextos judiciales. No obstante, como se destaca, el punto clave de este método es la proyección hacia las relaciones futuras de las partes. Así pues, sin caer en el economicismo, podemos plantear que existe unas surte de reciprocidad entre cuan prolongada y estrecha deba ser una relación, con la más natural aplicación o más compleja de este modelo. Disputas entre padres e hijos, entre grupos residenciales comunes, u otros similares pueden ser contextos donde garantizar una reciprocidad emocional entre las partes puede ser fundamental, ya no tanto en la resolución de conflictos, cuanto en la pretensión de que no surjan otros -cuanto menos similares- en el futuro. En este sentido, se pretende cambiar la percepción de las formas percibidas, para que dichos “malentendidos” o “faltas de empatía” no se produzcan –es en este contexto donde hemos de situar nuestra advertencia de que no se priorice la resolución del conflicto, es decir, nadie renuncia a ello pero se hace un conteo más amplio que el presente inmediato-.

Modelo Circular Narrativo:

Este último modelo es, con respecto a los demás, el más reciente y ha sido «sintetizado» por Sara Cobb. Pilar Munuera (2007: 86-7)[2] distingue cuatro aportes teóricos, que definen la práctica de la “Mediación Circular-Narrativa”.

1) La influencia de la “psicología del yo” hace de este método uno centrado en la vivencia y en la subjetividad del «actor». Así pues, se busca estimular el no uso de mecanismos de defensa, en pro de vías de negociación y concordato. No obstante no es una teoría puramente individualista, así pues 2) también se defiende la idea de partencia sistemas, donde no solo se encuentran los individuos, sino sus relaciones entre ellos, y sus problemas y resoluciones. Es así como, 3) se procura reorientar la percepción lineal entre causas-efectos:

En un círculo no hay comienzo ni fin. En el mundo no es posible encontrar el claro y lineal ordenamiento de causa y efecto, a menos que se lo imponga artificialmente. La teoría general de sistemas considera que la causalidad es un proceso circular.

(Ídem.: 87)

Finalmente, 4) la «construcción de historias» es otro claro pilar tanto teórico como práctico. Partiendo de la crítica foucaultiana -  “La historia continua es un correlato de la conciencia” Foucault (2015: 60)[3]-, lo que llamamos en ciencias sociales «historias de vida» tienen más que ver con una fenomenología mediada por experiencias previas, circunstancias momentáneas y expectativas futuras que con la mera descripción/análisis objetivo de un acontecimiento. La reformulación de estas “narrativas” puede ayudar a reorientar un conflicto que, para Cobb, no es meramente antagónico en un sentido maniqueo –recordemos que este emergía dentro de un «sistema» que lo desborda-. Uno de los elementos básicos con los cuales se “juega” es la aplicación de sesiones diferenciadas entre sujetos mediados, y su combinación con sesiones conjuntas –si bien el orden de estas puede variar según el contexto como muestra Munuera-.

Este tipo de aplicación, como puede ser evidente por lo dicho en el último párrafo, requiere de tiempo y sesiones profundas de entendimiento tanto de las posiciones de los sujetos como de los contextos de desarrollo de estos –sin olvidar que la finalidad es que estas reconstrucciones se vayan reformulando con la ayuda de técnicas como la escucha activa, la comunicación no violenta, las preguntas circulares, u otras-. Así pues, podríamos decir que en cuanto a inversión de tiempo y la calidad exploratoria del mediador es la más exigente de las tres. No obstante, a su vez implica una síntesis enriquecedora que acerca el campo de la mediación a las ciencias sociales y su implicación política –en tanto que a la administración de la ciudad (Polis)- que las funciones jurídicas que le dieron origen.



[1] Isaza, Murgas y Oñate (2018). “Aplicación del modelo transformativo de mediación en la conc8ilaicion extrajudicial de Colombia”. En: Revista de Paz y Conflictos. V. 11, N. 1. Pp.: 135-158.

[2] MUNUERA, Pilar (2007). “El modelo circular narrativo de Sara Cobb y sus técnicas”. En: Portularia. V. VII, Nº 1-2. Pp.: 85-106.

[3] FOUCAULT (2015). Saber, historia y discurso. Argentina: Prometeo libros.

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