La medicina como cuestión política: la España del XVIII.
Presentación:
En estas breves líneas retomamos una tesis nada novedosa. Foucault
(2012) en su hipercitado texto sobre el origen de la clínica ya lo advierte
claramente a su prólogo:
La medicina moderna ha fijado su fecha de nacimiento hacia los últimos
años del siglo XVIII.
Por desgracia, como todo proceso
ontogénico, es difícil establecer los límites del desarrollo de un sujeto: el
fin y el principio de las cosas sigue siendo difícil de determinar a menos que
miremos fijamente a Dios o al Verbo –cosa que tampoco desdeñan muchos posmodernos,
véase la historiografía poscolonial india (por ej. Chjakrabarty, 2010)-. No obstante,
estas líneas no se encauzan contra Foucault -ya habrá tiempo-.
Lo que nos importa es que el XVIII es el telón de fondo de aquel largo siglo XIX. Como expresaba
Thompson (2019, 472) en un artículo ya clásico:
–nuevas disciplinas, nuevos incentivos y nueva naturaleza humana sobre
la que pudieran actuar estos incentivos de manera efectiva-, ¿hasta qué punto
está todo esto en relación con los cambios en la representación interna del
tiempo?
Y es que si algo que nos parece
tan “objetivo” y “universal” como el tiempo se sometió a profundas trasformaciones
durante esta época como no iba a suceder lo mismo con las nociones de salud y
enfermedad. Nunca desde un cambio absoluto, pero con profundas trasformaciones
que, al pasar de los siglos, se presentaran como cambios esenciales en el
devenir del hombre contemporáneo. Es así como nos proponemos pensar sobre la
dimensión política que toma la salud en el s. XVIII con la presentación de un
caso histórico concreto.
Un
debate:
Barcelona se fundó antes que
ciudades como Londres. No obstante tan dilatada biografía, los momentos más
ilustres de esta ciudad se describen en tiempos modernos: desde las famosas
joyas de Isabel la Católica que financiarían la expedición de Colón hasta los últimos
desarrollos en el 22@.
No es casualidad que la modernidad
se haya descrito como un periodo tan centrado en el crecimiento de las ciudades
–a veces olvidando describir las trasformaciones previas/codeterminadas en el
campo y olvidando las estructuras intermedias a “la ciudad”- desde el burgués
italiano descrito por Sombart (1972) hasta las ciudades diseñadas en el XIX ex nihilo –aunque
con una tradición nada desdeñable (Galantay, 1977)-. No obstante, no es
Barcelona una ciudad que permanece inalterada, se da a profundas trasformaciones
tanto en su forma como en su contenido: la recreación del
barrio gótico es uno de los mejores ejemplos al respecto.
Pero más que los cambios
estéticos de la ciudad, nos interesan sus transformaciones funcionales, y ver cómo
estas atraviesan buena parte de la sociedad. La gran trasformación de Barcelona
se produce a caballo entre el siglo XVIII y el XIX. Podríamos sintetizarlo en:
expulsión de las fábricas, derribo de las murallas, Eixample y –ya
entrando en el siglo XX- el nacimiento del “modelo Barcelona” que perdura hasta
la actualidad.
Centrémonos en el primer episodio
de este viaje. Las fábricas son un motor fundamental para el “desarrollo” moderno,
desde las incipientes textiles que se van mecanizando, pasando por el
desarrollo de los puertos comerciales y llegando a la lucha de clases que en
dichos entornos se genera. Una anécdota de ello serían los llamados “rebomboris
del pa”, entre febrero y marzo de 1789.
Y la década de los 80 vería formalizarse
la expulsión de las industrias de Barcelona, incentivando la formación del
actual área periférica de Barcelona que se ha ido anexionando a la ciudad
mediante la posterior apertura de murallas y plan del ensanche que han configurado
el actual mapa de Barcelona –un mapa bastante fragmentado y donde es fácil ubicar
dichas intersecciones-. Esta expulsión de industrias se realizará con la
anexión un siglo después de los pueblos periféricos como San Andrés del Palomar
o Pueblo Nuevo a la urbe –es curioso recordar que en San Andrés aún existen movimientos
secesionistas-. ¿Pero cómo empezó esto?
Dos doctores están en el meollo
del asunto: el Dr. Pedro Güell y Pellicer publicaría en 1781 un informe donde
se hacía explícita la relación entre las fábricas y la morbilidad laboral. La Hacienda
Real, recelosa, pediría un contra-informe al médico del rey, el Dr. Masdevall, quien
si bien reconocería aspectos como la escasa ventilación, el hacinamiento de los
trabajadores y las aguas estancadas, se opondría a la expulsión de las fábricas
de Barcelona. Este es un claro caso de interacción entre la salud, la
administración y, aunque parezca lejano, la organización de la reproducción
social (Llinares; 2021).
Pero teóricamente no es menos la conciencia de cómo la “polis” empezaba
a recubrir de una peculiar dialéctica los discursos de los médicos y su encuentro…
y es que para sorpresa de los estudiosos de la medicina del siglo XVIII se empezaba
a dar un panorama nada “equilibrado”:
No solo se oponen en la curación los médicos que siguen sistema
diverso, mas también los que siguen uno mismo. Como se ve en España, donde casi
todos los médicos son galénicos y rarísima vez convienen en la curación dos o
tres si los consultan separados; de donde se puede inferir que en la
conformidad que muestran después de la concurrencia, no influye tanto el dictamen
como la política.
Nos explica el ilustre Padre Feijoo (1975; V. I: 123) en su Teatro critico universal... publicado
en 1726, es decir, apenas unos 60 años antes del “contraste de pareceres” entre
el Dr. Masdevall y el Dr. Güell. Expuesto este pequeño encuentro, es también
notorio ver como desde el propio cuerpo clerical se es consciente el conflicto
–para pena de De Francisco (2006: 106)-, muy alejado de la idea psicologista-social
que tenía Monlau de:
que las creencias religiosas, y no los sistemas filosóficos, son las
que satisfacen el espíritu y consuelan el corazón
(Monlau;
1856: 49)
Bibliografía:
CHAKRABARTY, Dipesh (2008). Al margen de Europa. ¿Estamos ante el final del
predominio cultural europeo?. España: Tusquets.
DE FRANCSICO (2006). “Colaboración
Gestora Corrosiones y quebrantos de la salud de los trabajadores en tiempos de
globalización”. En: Fraternidad.
Muprespa. Publicación en línea. PP.: 92-124. Disponible en: <<https://www.fraternidad.com/es-ES/download/colaboracion-gestora-corrosiones-y-quebrantos-de-la-salud-de-los-trabajadores-en-tiempos>>.
Consultado el: [7 de noviembre de 2021]
FEIJOO, Fr. B. Gerónimo (1975
[1726]). Teatro crítico universal o
Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes. 3
Vols. Madrid: Espasa Calpe.
FOUCAULT, M. (2012). El nacimiento de la clínica.
Argentina: siglo veintiuno.
GALANTAY, Ervin Y. (1977). Nuevas ciudades. Dese la Antigüedad hasta nuestros
días. Barcelona: Gustavo Gil.
LLINARES, Artur (2021). “Notas
etnográficas: entre producción y reproducción”. En: La razón comunista. Nº 9.
Publicación en línea. Disponible en: <<https://www.larazoncomunista.com/post/9-6-notas-etnogr%C3%A1ficas-entre-producci%C3%B3n-y-reproducci%C3%B3n>>
Consultado el: [7 de noviembre de 2021]
LOPEZ, José Mª (1989). Los orígenes en España de los estudios sobre la
salud pública. Madrid: Ministerio de Sanidad y
Política Social Secretaría General Técnica.
MONLAU, Pedro F. (1856). Higiene industrial. Memoria.
Madrid: Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra. Disponible en Google Bocks:
<<https://books.google.es/books?id=jfo-S4IVqpUC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q=creencias%20religiosas&f=false>>
Consultado el: [7 de noviembre de 2021]
SOMBART, Werner (1972). El burgués.
Madrid: Alianza.
THOMPSON, E. P. (2019). “Tiempo,
disciplina de trabajo y capitalismo industrial”. En: Costumbres en común. Estudios sobre la cultura
popular. Madrid: Capitán Swing. Pp.: 469-530.
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