Un cumpleaños tras la pandemia

 

Declarándose un cierre genérico de los espacios donde uno desarrolla la vida, lo primero en lo que piensa es en los acontecimientos a corto plazo: “¿Qué tenía que hacer yo este sábado? ¿Y el domingo? Pero no me jodas que la semana que viene era cuando…”.

Sin embargo nuestra noción del tiempo es más compleja; en especial como es este construido, en la misma medida en la que construimos socialmente y humanamente espacios. Es una dimensión más de nuestra vida.

El tiempo, más aun expresado en nuestra sociedad de consumo (de ocio), suele entenderse en dos dimensiones, como bien señala Carmen Baños (2018)[1] en su más que interesante artículo:

-          Tiempo libre de

-          Tiempo libre para

A diferencia de la autora en su artículo, aquí no entraremos en disquisiciones filosóficas sobre los usos y significados de estos términos. Pero es importante comprender que cuando hablamos de “tiempo de comida” podemos estar haciéndolo desde diversos enfoques.

Norbert Elias (2010, 63)[2], en su célebre ensayo Sobre el tiempo, advierte de que mientras que las sociedades tradicionales atendida a aspectos de lo que el filósofo Gustavo Bueno ((1996)[3] seguido por Baños) llamó «eje circular» del «espacio antropológico»: efectos climatológicos, ecológicos, astrológicos, etc. que definen el ritmo de las cosechas y sucesivamente nuestros horarios de trabajo (muy diferentes, por ej. en la edad media donde existía una franja de descanso durante el día y una franja horaria de trabajo durante la noche (Ekirch, 2005)[4]) de descanso, nuestros calendarios religiosos, nuestros ritos de paso, etc. En contraste se destaca que:

En las sociedades actuales de elevada urbanización e industrialización, la relación entre cambio de las unidades de calendario y el cambio de las estaciones del año, sin perderse por completo, se hace indirecta y floja, y en algunos casos, como entre mes y movimiento lunar, el nexo más bien ha desaparecido. […] los hombres viven en un mundo de símbolos que ellos mismos han elaborado, y, sin hacerse absoluta, la autonomía de sus enclave se vuelve enorme.

Esta autonomía fue barrida por la pandemia de la Copvid-19 en Marzo de 2020 y lo ha vuelto a hace dos escasas semanas. El eje circular, o lo que Contreras (1992, 101)[5] denomina intuitivamente “sector técnico-económico-ambiental”[6], vuelve con fuerza al hombre para recordarle su real dimensión. Así pues vemos que ni el proceso de civilización que creíamos afianzado y globalizante no está exento de los cambios.

En lo que a nosotros concierne (la alimentación), esta distribución del tiempo ha alterado hondamente todo lo que se relaciona con el acto de «comer» (que no ingerir alimentos).

Los cumpleaños, como ritos de paso, suelen determinarse de modos muy variados: los bereberes no celebran cumpleaños, mientras que nosotros llegamos a ver cómo las celbrities alquilan islas para una celebración “aséptica” de Covid[7]. En una familia de clase media de Barcelona, se hace lo que se puede.

Así pues, antes que hablar aquí de la primera cena en la cual nos pudimos reunir, a primeros de agosto, hay que hablar de comidas ausentes:

-          Un aniversario de boda doble (padres y tíos)

-          Un cumpleaños

-          Un santoral

Todo ello sintetizado en una sola cena: dos pasteles, tres juegos de velas. Resultado esto de tres  meses de mutua ausencia, de no comer, de no vernos ni tocarnos. Tres meses donde nuestra demisión humana habitual tuvo que contraerse en algo que no conocíamos.

Cando preparamos [tiempo libre para] la cena del 1 de Agosto estábamos celebrando [tiempo libre de] lo  incelebrado, y estábamos dándonos el tiempo que la ausencia había tomado.

Todo esto fueron esos dos pasteles de manzana.



[1] BAÑOS, Carmen (2018). “Apreciaciones sobre «ocio» y «tiempo libre» desde el Materialismo filosófico”. El Basilisco. Revista de materialismo filosófico. Disponible en: <<http://fgbueno.es/bas/pdf3/bas50a.pdf>>

[2] ELIAS, Norbert (201 [1984]). Ensayo sobre el tiempo. México: FCE.

[3] BUENO, Gustavo (1996). “El espacio antropológico”. En: El sentido de la vida. Seis lecturas de filosofía moral. Oviedo: Pentalfa. Disponible en línea: <<http://fgbueno.es/gbm/gb96sv2.htm>>

[4] EKIRCH, Arthur R. (2005). At day’s close: A history of nighttime. Londres: Weidenfeld & Nicolson

[5] CONTRERAS, Jesús (1992). “Alimentación y cultura: reflexiones desde la Antropología”. En: revista Chilena de Antropología. Nº 11. Pp. 95-111. Disponible en: <<https://revistadeantropologia.uchile.cl/index.php/RCA/article/view/17643/18408>>

[6] Creemos que Contreras cae en la trampa de ver en la tecnología aquellas “extensiones de la naturaleza”. Tema que aquí solo señalamos pero no profundizamos, véase la referencia de Bueno.

[7] EL UNIVERSO (2020). “Kim Kardashian gastó $1.000.000 y llevó de viaje a seres queridos a una isla privada donde celebró su cumpleaños 40”. EL universo. Disponible en: <<https://www.eluniverso.com/entretenimiento/2020/10/30/nota/8031676/kim-kardashian-gasto-1000000-llevo-viaje-seres-queridos-isla>>

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