En el mundo contra el mundo: ascetismo intramundano.


Para Weber (1920) la búsqueda de sentido del mundo dentro de un orden dado conduce al uso de categoría teológicas, donde estas se determinan como insalvables y entorno a la cuales se intenta ordenar la actuación en la vida.
Sin embargo existe un evidente contraste entre Cielo y la tierra. Esta insalvable distancia obliga a una actitud de búsqueda del bien. Así pues se parte de un hecho esencial: el mundo es injusto, deficiente o imperfecto. Estos tres términos son lo opuesto a la visión de lo divino, mismamente puede pensarse en el Dios católico, omnisciente, omnipresente y omnipotente.
La aplicación a la vida de dicho proceso racionalizador, según weber, es lo que explica el proceso de ascetismo, pero este se puede dar en dos direcciones.
Soren Kierkegaard escribía en múltiples entradas a su diario: me levanto, rezo, escribo 12 horas, rezo y me voy a dormir.
El filósofo danés es un buen ejemplo del ascetismo extramundano. Su renuncia a una vida en pareja, su constante temor a la muerte prematura, como así sucedió, y su búsqueda en la fe y el ascetismo de una respuesta para los miedos de la vida lo erige como un buen ejemplo de dicho modo de vida. Este ascetismo se caracteriza por la búsqueda de un Nuevo Mundo pero fuera del ya dado.
Algo muy interesante de esto es su capacidad de generar fundamentos de verdad teleológica, que otorgan una finalidad de sentido. En este sentido podemos pensar en que la búsqueda de multitud de sectas europeas protestantes de una vida nueva en América ha dado lugar al mito fundador de los Estados Unidos. Por coger un referente, el mejor del que yo tenga conocimiento, La libertad de elegir, obra panfletaria, entre lo liberal y lo neoliberal, de los hermanos Rose y Milton Friedman (1983).
Desde el primer asentamiento europeo en América del Norte […], los estados Unidos se convirtieron en un imán para las personas que iban en busca de aventuras, huían de la tiranía o, simplemente, intentaban conseguir una vida mejor para sí y para sus hijos.
(p. 15)
En este breve fragmento tenemos al asunción de dicha visión del ascetismo extramundano, pero lo más interesante es que se busca su vinculación con hechos históricos:
Pero, ante todo y más profundamente, a punta a la conciencia; y lo que, en principio, trata de ordenar es la conciencia de si que el hombre realizaría, finalmente, en una mirada lúcida del encadenamiento de sus formas históricas
(Bataille, 2009, 57)
El panfleto firedman es lo que a lo largo de la historia ha dado pie a la justificación de que el Norte tenía por fuerza que ser más rico y potente que el Sur. Como bien sabrá el que haya tratado estos temas con más profundidad ni mucho menos empieza en la década de los 80, al igual que ha dado pie a ondas segregaciones internas entre la idea de civilización y barbarie: un cristo rubio de ojos azules en contraste con las vírgenes negras o mulatas.
El segundo tipo de ascetismo que nos presenta weber es el llamado “intramundano”, el central de estas páginas.
Dicho ascetismo se produce sin renunciar a la participación activa dentro del propio mundo. Así pues, pese a la corrosión intrínseca del mundo material aquel al que le ha sido revelado el deber de Dios sabe que de su vida hará su ejemplo de vida; su filosofía sería invalida sin su responsable cumplimiento.
[…] aquellas formas de conducta, que, convertidas en un estilo metodológico de vida, constituyeron el núcleo de la ascética y de la mística, habían surgido ante todo de presupuestos mágicos.
(Weber, 1920; 440)
El profeta, el mesías se asemeja al mago en tanto que dador de significados al mundo. Su función, sabida la verdad del mundo, es difundir dicho mensaje. Así pues comprendemos que en el ascetismo intramundano el sujeto se considere contendor de la revelación divina y a su vez se organiza una actitud proselitista, pues dicha nueva debe ser expandida.
En un pequeño gesto etnográfico propondría la siguiente muestra:

Así pues, aunque parece producirse una conjugación algo extraña de perspectivas, se alcanza a comprender la división entre la santidad de la misión dada al hombre a título individual y su obligación de desarrollo en un mundo repleto de tentaciones, motivo por el cual incluso el libre albedrio es reconocido como capcioso en potencia; egótico. Y es en este concepto donde existe una conjunción relevante ante esta cuestión.
El Ego es una figura ambigua en el ascetismo intramundano, pues en tanto que en cada cual se encuentra una porción de Dios, de bien, de luz (al modo de los cuáqueros), el Yo toma relevancia, pues existe El iluminado, el Mesías, el Salvador. Existe una figura en la cual se concentran deseos y deberes, ambiguos, pero existentes. El carisma del líder ocupa un espacio fundamental durante grabes periodos de crisis. Se produce una tensión entre el Líder y su masa. Como es bien sabido mucho de lo planteado por Weber fue incentivado por el pensamiento de su amigo Robert Michels quien en su célebre Los partidos políticos nos deja la siguiente reflexión:
Declaran, por lo contrario, que el más puro espíritu democrático determina su conducta, que es una prueba notable de sus buenos sentimientos, de su sentido de dignidad personal y de su deferencia hacia la masa; sin embargo, si analizamos realmente la cuestión, no podemos dejar de ver que, lo quieran o no lo quieran, el acto constituye una demostración oligárquica: la manifestación de una tendencia a emanciparse de la fiscalización de la masa.
(p. 96)
No es de extrañar que dicha sentencia se encuentre en los subapartados (de esta edición) “B) Causas psicológicas del liderazgo” y “1. El establecimiento de un derecho consuetudinario para el cargo de delegado”. Lo que Michels plantea, en general en su obra, es la tensión que se genera en los procesos de institucionalización de dicho liderazgo, sus famosas leyes de acero de la oligarquía.
Recientemente una buena muestra de esto se ha producido en un partido tan carismático y tan simpático como Podemos, donde su líder, podemos casi confirmar, se ha quedado solo a excepción de su mujer. Esto, que ya fue avisado por analistas en su momento como Anxo Bastos, es una lacra que sigue a todo noble movimiento que pretenda la salvación del mundo o, como mínimo, de una parte de este.
Un caso muy interesante en la cultura otaku es el caso del exquisito manga Berserk. La división entre Grifith y Guts. Otro caso sería el del comic Batman; el protagonista homónimo quiere erradicar el mal en una ciudad masiva para cumplir un destino dado ante la fatalidad de la muerte de sus padres e inspirado por la imagen reveladora de un murciélago (visto en el interior de una inmensa y riquísima mansión) y su opuesto en el Joker quien cínicamente acepta la podredumbre del mundo que le rodea y, más que buscar la destrucción del protagonista, parece disfrutar recordándole como su complejo de héroe es infructífero. En estos últimos términos es interesante señalar que Batman, más que un héroe, es un proyecto de esto, en su historia global Batman, a diferencia de Superman, nunca ha conseguido nada ni en términos biográficos (sus aprendices mueren) ni en términos psicológicos (cada vez entra en una espiral neurótica más profunda y oscura), ni social (el crimen permanece impasible). Inclusive la propia ciudad de Gotham se muestra ambigua ante su heroicidad; es el caballero oscuro. No es así pues casualidad que Guts, protagonista de Berserk, sea llamado de igual modo el Espadachín negro.



ARTUR LLINARES PACIA

Bibliografía:

BATAILLE, George (2009). La parte maldita. Argentina: las cuarenta.
FRIEDMAN, Milton y Rose (1983). Libertad de elegir. Biblioteca de economía. España: Orbis.
MICHELS, Robert (2017). Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna. Argentina: amorrortu.
WEBER, Max (1984). “Teoría de los estadios y direcciones del rechazo religioso del mundo”. En: Ensayos sobre Sociología de la religión. España: Turner.

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