Religión en el estructural-funcionalismo,
La punta de lanza del estructural
funcionalismo es, sin dudas, Alfred Reginald Radcliffe-Brown[1]
(1881-1955).
Su trabajo sobre la cuestión
religiosa se caracteriza por rechazar los enfoques históricos conjeturales e
intelectualistas, optando por el estudio de la estructura y la función. Su
claro posicionamiento sobre la materia antropológica le llevó a un gran reconocimiento
(en especial después de publicar The
andaman islanders: a study of social anthropology [1922]) y al
enfrentamiento con figuras de la talla de Malinowsky, Frazer o Tylor. (Goody,
2011),
Estructura y función en la sociedad primitiva (1986) es un pequeño
pero influyente libro. A lo largo de sus páginas trata temas más y menos
complejos, pero, en conclusión, permite advertir los planteamientos del
antropólogo ingles aplicados a multitud de materias. Es en este volumen donde
encontramos una aproximación general y esquemática a la religión según el
estructural-funcionalismo.
En el capítulo VIII, titulado
“Religión y sociedad" (pp. 175-202), plantea de un modo paulatino su
perspectiva sobre la cuestión. Advierte, así pues, que si bien no cree que
pueda haber una cusa directa entre ciertos ritos y ciertos acontecimientos
(danzas de lluvia), no dejan de ser interesantes de estudio comparativo.
Las religiones deben ser
entendidas, según RB no en base a sus ideologías sino en base a sus ritos. Así
pues las ideologías surgen posteriori
del rito y como explicativos de estos:
Las instituciones políticas son más
antiguas que las teorías políticas, y, de igual manera, las instituciones
religiosas son más antiguas que las teorías religiosas.
(p. 179)
Es interesante apreciar aquí como
se planeta la idea de la institucionalización religiosa y la política, pues es
imposible no apreciar una constante correspondencia entre una y otra. De
Coulanges en La ciudad antigua,
describe el sucesivo cambio que se produce entre religión y política del mundo
clásico, así pues se retroalimentan y se dan apoyo mutuo religión i otras
instituciones.
Una vez señalizado el foco cabe
matizar la cuestión, en vez de un ¿por qué? Se propone cuestionar ¿Para qué?
La respuesta de RB no es en lo
absoluto innovadora; la unidad social es lo que se pretende mediante la
religión y sus ritos, para evitar así el caos y la confusión en la masa. Esta
respuesta la encuentra, entre otros, en los clásicos chinos. Es curioso cuanto
menos que sea en China donde se ha plagiado sin el más mínimo rubor una
institución con sus doctrinas y ritos como al Iglesia Católica, fundando la Asociación
de Católicos Patriotas chinos, fundada en 1977, para hacer compatible las
doctrinas católicas pero sin la necesidad de corresponder a Roma[2]:
Los ritos dan expresión regulada a
ciertos sentimientos humanos y así mantienen estos sentimientos vivos y
activos. Y a su vez estos sentimientos, mediante su control o influencia sobre
la conducta de los individuos, hacen posible la existencia y continuación de
una vida social ordenada
(p.183)
Así pues esta descripción
funcionalista se articula muy bien al caso expuesto, pues la religión,
dependiendo del estrato del cual se enriquece que la sociedad dada, también
debe ir cambiando en base a esta, así pues por más eterna y universal que
quiera ser una religión nunca lo conseguirá.[3]
Pero si la función de la religión
es el mantenimiento del gruño este empieza por la propia familia y se va expandiendo
hasta llegar, por ejemplo, el sistema totémico australiano estudiado por
Durkheim. Los ritos funerarios, por la natividad y a lo largo de la vida, tan presentes
en nuestra religión como en tantas otras, dan buena cuenta de la relevancia que
tienen tales relaciones intergeneracionales.
Es así, pues, como comprendemos
que atendiendo al circunstancias de vida
del grupo es de gran relevancia la ayuda dad en pro de la redistribución de
bienes, ya sea desde la religión vinculada a la política más “amplia” y la
solidaridad intrínseca en las familias.
La regulación de la conducta
social se produce por tres medios comunicados si bien separados.
·
Repercusiones políticas
·
Repercusiones
religiosas
·
Repercusiones morales
Si bien puede parecer que la idea
del ritual sagrado es exclusiva de los pueblos primitivos esto no tiene por qué
ser así. Un claro ejemplo es el caso de l’action
sacree, con la cual se puede comprobar la existencia de una continuidad.
Ciertamente esto no lo trata RB, pero G. Agamben ha tratado la cuestión del homo sacer y sus suspensión al derecho a
la vida y su, en consecuencia, aparente intocabilidad. Esta cuestión a día de
hoy no se deslinda de las relaciones entre derechos humanos, raza, cultura,
etc.
Malinowsky, contemporáneo suyo,
hizo de igual modo propuestas respecto a las religiones apoyándose en una
suerte de esquema evolutivo donde a cada expansión correspondían unos deseos
determinados que iban desde el socorro a la eternidad. RB advierte que esta
teoría es inconclusa; aprovechando el momento para comentar que las religiones,
según RB, promueven el “sentido de dependencia” (p. 200). De igual modo que el
criticó la definido propuesta por Malinowsky es una cuestión, podríamos
insinuar que cae en un psicologismo, atendiendo a si que la religión crea una
emoción, cuando, en todo caso, podría haberlo creado cualquier otra
circunstancia en el contexto.
Concluye, sintetizando sus
principales ideas, en los siguientes puntos:
a) Las
religiones deben estudiarse en acción
b) Deben
comprenderse los ritos
c) Debe
estudiarse las emociones que dichos ritos causan
d) La
religiones son pionera al introducir la obligatoriedad de colaboración
e) Hay
que atender que no en toda sociedad la relación religión/instituciones públicas
es tan nítida como creía RB que era en su monto.
Bibliografía citada
GOODY, Jack (2001).
“Radcliffe-Brown, A.R. (1881-1955)”. En: Barfield (ed.). Diccionario de
Antropología. Pp. 517-518.
RADCLIFFE-BROWN,
A.R. (1986). Estructura y función
en la sociedad primita. España: Plantea-Agostini.
[1] En adelante RB.
[2]
Dejaremos en el tintero por esta ocasión,
la posibilidad de expandirnos sobre las relaciones entre el desarrollo de los
estados y de sus iglesias “nacionales”, pero recordando figuras como la de
Inocencio III bastará para hacerse una idea del grado de enfrentamiento que
esto implica.
[3]
Sería interesante aquí introducir la
idea de “religión laica” y su valor en las ideologías liberales y neoliberales,
conjugando sus aspiraciones universales/imperialistas.
Comentarios
Publicar un comentario