Prueba parcial: Historia y Teoría de la Antropología I

1ª Cuestión: Edward B. Tylor.

Edward Burnett Tylor es uno de los padres de la antropología. Perteneciente a la antropología evolucionista, se le suele presentar junto a Lewis Henrry Morgan y Herbert Spencer (Wyatt, 2001; Sanderson, 2001; Barfield, 2001). Su definición del concepto “cultura” es, para muchos, la primera expresada por la antropología propiamente (Carrithers, 2001, 183) y, para otros, un antecedente de esta (Harris, 2015, 142). Otra de sus grandes aportaciones es la influencia de su obra Cultura Primitiva sobre el clásico Notes and Queries on Anthropology (Tomas, 1991, 87), cuya metodología era fundamental para los antropólogos hasta las nuevas propuestas de Malinowsky a la 4ª edición de este documento (Álvarez, 1994).
La definición que ofrece Tylor (1871, 64) de “Cultura” aspira a darle un potencial de análisis holístico a la materia etnográfica. Así pues podríamos sintetizar la cultura como las “aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”, considerando la retahíla previa una ejemplificación de estos hábitos. Este complejo total se basa en principios generales, lo cual propiciará un estudio comparativo para advertir las diferencias entre las diversas civilizaciones. Así pues, la homogeneidad resultante en la civilización se debe, de igual modo, a una homogeneidad genética. Su experiencia en México le hace desarrollar la idea de que en condiciones similares, se producen consecuencias similares (Barfield, 2001). Con esta noción considerará que las civilizaciones, conforme pasen por las mismas situaciones las unas que las otras, llegarán a un mismo estadio de desarrollo. Un buen ejemplo de esto es su teoría animista, que parte de la multiplicidad de espíritus hasta llegar al monoteísmo (ibídem), desarrollando una forma sistemática de analizar el pensamiento primitivo, e instaurando, junto a otros como Brinto, Frazer o Bastian, las primeras escuelas de interpretación de los mitos, que llegan a su fin con los planteamientos difusionistas de temas universales de Leo Frobenius (Campbell, [1959]2016, 40-41).
Gustavo Bueno (1987, 133-135) planteó en Etnología y utopía que la noción de cultura de autores como Tylor o Kroeber, encontraba su remanso de paz en las culturas primitivas, pero que fuera de estas debía hablarse de Filosofía de la cultura, Cibernética o Teoría de la información. Advertía que, pese a que en apariencia ciertos conceptos etnológicos (“universalidad de incesto” o “técnica de deformación del cuerpo”) podían tener aspiraciones de carácter universal, estas no eran sino, o bien, criterios descriptivos (para reunir materiales heterogéneos), o bien, pertenecientes a la sociología.
Y es en este tipo de veredas donde nos vale la pena resaltar que: Taylor no distingue entre cultura y civilización, emplea ambos términos del mismo modo. ¿Pero son lo mismo? Bueno (ibíd., 100) advierte que el concepto de civilización ha sido sojuzgado como de un intolerable etnocentrismo, pero que “la alternativa es renunciar a todo criterio serio de distinción entre etnología e historia”.
Y es que el concepto de civilización “se inscribe en una filosofía de la historia en donde los procesos sociales se orientan hacia la urbanización del mundo”, como ya Isidoro de Sevilla indicara en sus Etimologías (Broncano, 2018, 33)[1]. Así pues, la asociación entre  Civilización, Etnología e Historia no resulta tan alocada. Si algún autor ha destacado en el análisis de este concepto ese ha sido el sociólogo alemán Norbert Elias. [2]
Elias ([1977-1979] 2016) traza una línea firme entre los conceptos de cultura y de civilización a diferencia de Tylor, quien los usaba sin gran preocupación por definirlos o, en la práctica, separar sus usos.
Podemos deducir el siguiente cuadro de lo que nos dice Elias en El proceso de civilización:

Alemania
Inglaterra y Francia

Orgullo propio por la importancia de la nación en el desarrollo humano y por la propia esencia

Cultura
Carácter residual de la importancia del behaviour


Hace referencia a una cualidad social del hombre


Tiene un carácter diferenciador, debido a su tardía unificación (“¿Qué es lo alemán?”)


Algo muy útil pero únicamente para la exterioridad de los hombres.
Orgullo propio por la importancia de la nación en el desarrollo humano
Civilización
Remite a hechos: religiosos, artísticos o espirituales
Puede hacer referencia a hechos: económicos, políticos, religiosos, técnicos, morales o sociales.


Importancia del behaviour


Se trata de un constante proceso de cambio hacia delante


Tiene un carácter unificador para los pueblos, debido a su pronta unidad territorial e ideológica
Tabla 1. «Cultura» y «Civilización» para franceses, ingleses y Germanoparlantes. Elaboración propia. Fuente: (Elias, [1977-1979] 2016, 83-87).
Tras estos primeros planteamientos Elias describe cómo se desarrollan históricamente estos dos conceptos, dando preeminencia al esfuerzo de la poca vertebrada sociedad alemana y sus elaborados procesos. Tras esto, emprende una colosal tarea para descifrar y mostrar cómo se ha producido/desarrollado la “civilización” en la sociedad Europea, destacando la preeminencia de esta, tal y como Bueno también planteó.
Adam Kumper (2011, 75) le reprocha a Tylor que:
El problema con la definición de Tylor es que juntaba demasiados elementos que no resultaban coherentes. Tylor había declarado que una cultura formaba un todo, pero su idea de todo era un listado de rasgos, con la consecuencia de que se podía inventariar una cultura, pero nunca analizarla. [...] Tylor incluía demasiados elementos en la cultura y, en particular, no distinguía entre cultura y organización social.
Con Elias esto no sucede, y su amplia obra, que trata desde los deportes hasta el uso del tiempo (Elias, [1984]2010; ídem, [1986]1992), podría dar fe de ello. Pese a lo cual existen dos máculas propias de los autores decimonónicos en su obra.
Euguzqui Urteaga (2013) recuerda que la obra de Elias ha recibido los calificativos de “etnocéntrico” y “evolucionista”. Así pues, entre Tylor y Elias, parece tenderse un puente. Se nos recuerda en el artículo que autores como Daniel Gordon o Hans Peter Duerr (se destaca de este su obra en 4 volúmenes Der Mythos vom Zivilisationprozess [El mito del proceso de civilización] (1988)) han dedicado mucho trabajo a demostrar las negligencias de la teoría de “el proceso de civilización”. A todo esto Urteaga concluye que:
Con la distancia historia de la que disponemos hoy en día, se puede aceptar el carácter evolucionista sin rechazar una teoría con múltiples ramificaciones y que permite poner de manifiesto las ambivalencias y ambigüedades.
En conclusión, Tylor puso parte de los cimientos de la contemporánea disciplina antropológica (etnológica si nos acogemos a Bueno) ya sea con su planteamiento de la cultura o el trabajo que desarrolló en torno a ella. Si bien se la critica, al igual que todo su trabajo, sin su aportación, obras posteriores de múltiples disciplinas no hubieran progresado de igual modo. Que Norbert Elias, un sociólogo, también abordara esta cuestión, muestra la complejidad del tema que trató en 1871 al etnólogo inglés. Con más de 100 años de distancia entre Cultura primitiva y El proceso de civilización, vemos que los temas tratados se asemejan, al igual que las críticas que se pueden verter sobre ambas. Resulta, cuanto menos, irónico que aun en Elias se encuentren los estigmas de lo “etnocéntrico” y lo “evolucionista”.




2ª Cuestión: Marcel Mauss.

Marcel Mauss es el más famoso de los alumnos de Durkheim, y su sobrino. Esto es importante para entender la preeminencia de las ideas durkheimnianas en su trabajo:
Mauss fue siempre un durkheimniano: tan consciente de la modelación estadística del comportamiento como de las categorías ideológicas subyacentes, y más interesado en la cohesión social que en el conflicto, en la historia del mundo que en sistema sincrónico, y en la acción individual más que en la colectividad.
(Allen, 2011, 415)
Pero entre maestro y alumno se atisban diferencias, pues el uno peca de flexible (Mauss) mientras que el otro de doctrinal (Durkheim) (Fournier, 2013); y aun con el liderazgo de Durkheim la influencia de Mauss en el trabajo de su maestro son notorias en el El suicidio o en la obra colaborativa Perde quelques formes primitives de classification (1904) (Allen, 2011).
En cuanto al fragmento que aquí nos corresponde, Mauss trabaja sobre la reciprocidad, relacionada con la generosidad. Esta vía de trabajo la hereda de la preocupación de su maestro respecto a la solidaridad (orgánica, mecánica) (Fournier, 2013).
Cuando Mauss caracteriza al don como un “hecho social total”, hereda una carga importante de su maestro (Hart, 2012), pero a la vez se le ha reconocido la aportación de un concepto complejo e innovador (Allen, 2011,).
«Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior»; o bien: «Que es general en el conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independiente de sus manifestaciones».
(Durkheim, [1895]2001, 44)
Así es como Durkheim planteó el “hecho social” en sus reglas. La innovación de Mauss al aplicar la noción de “total” nos la describe él mismo al considerar que debe resaltarse el grado de integración de este hecho en aspectos “jurídicos, económicos, religiosos e incluso estéticos y morfológicos” (Mauss, [1925]2009, 251). Si bien pudiera parecer una abstracción casi de carácter metafísica, Mauss aclara que esta noción de “total” hace referencia al elevado grado, si no es que absoluto, de interdependencia para funcionar, y un funcionamiento dinámico (o fisiológico) de la sociedad.
Este concepto del “hecho social total” puede relacionarse explícitamente con la noción de “incrustación” de Polany, o implícitamente por el orden de presentación de algunas obras sobre antropología económica (Hart, 2012; Moreno, 2011; Narotzky, 2004; Molina y Valenzuela, 2007). Ambos autores, al igual que Marx, renuncian a la idea de un sistema de mercado hegemónico. Ambos perciben una doble dinámica económica en las sociedades, una interior que procura por los derechos de la comunidad y otra exterior donde se procura por la interrelación de diferentes grupos (Hart, 2012). Aun que probablemente la obra de Polany haya tenido más éxito entre los economistas académicos como Heilbroner ([1953]1972, 245)[3].
 Pero para retomar más adelante las comparaciones con otros autores, empecemos por describir algo más el proceder de Mauss en su obra Ensayo sobre el don.
Las influencias de Mauss se ordenan en dos líneas:
La primera es la de su maestro. Ya hemos advertido que Mauss será un durkheimiano; incluso, nos recuerda Gustavo Bueno (1987, 24), “Mauss se mete de lleno […] en el campo de la Sociología” muy influenciado por “sus manes”, entiéndase Durkheim. Así podemos comprender que el núcleo de su investigación fueran los aspectos morales y formales (contrato) del don, cuestiones ya previamente planteadas por su maestro (Narotsky, 2004).
En una segunda línea, Mauss se ve fuertemente influenciado por las nuevas etnografías del polaco B. Malinowsky y el alemán F. Boas, sobre el Kula y el Potlatch respectivamente. El trabajo de Malinowsky propugnó una posición por la cual, para comprender la propiedad, uno debía centrarse menos en los bienes y más en las funciones de estos objetos en las redes de privilegios y derechos de las sociedades (Busse, 2012); con este planteamiento Malinowsky quebró la recientemente forjada idea del homo economicus. Su ataque enfatizó el aspecto personal, social y religioso de las transacciones, tanto en las sociedades bárbaras como en la nuestra (Hart, 2012). Malinowsky intentó aplicar el concepto de “pure gift” al Kula que había atestiguado, pero debió reconocer que en el Kula siempre subyace una obligación de devolver; la obra de Mauss recoge esta observación y la desarrolla (Strathern y Steward, 2012); aunque Paz Moreno (2011, 120) advierte que Harry Liebershohn acusa a “los notarios del don” (Malinowsky, Boas, Hunt, etc.) de no percibir los mecanismos del don.
Esta “ampliación” del planteamiento de Malinowsky resulta en una doble clasificación.
La primera es de carácter más general. Mauss apuntará hacia una economía evolucionista al encontrar dos opuestos y planteando el regalo como un punto transicional; así pues, por un lado están las “prestaciones totales” como el Potlatch (también llamado prestación agonística) mientras que en el otro extremo encontramos el “sistema de mercado”. Lo que va a ir diferenciándose entre los dos extremos es: 1) la relación entre objeto y persona, 2) elementos que lo constituyen en su valor y 3) capacidad de reproducir todo un sistema social por medio de las transacciones (Narotzky, 2004).
La segunda clasificación será sobre las obligaciones que se plantean en el acto del regalar. Mauss plantea tres obligaciones:
·         Obligación de dar
·         Obligación de recibir
·         Obligación de devolver (contra-regalo)
Y es así como se forja un ciclo de acción y respuesta en tres fases que funciona bajo un sistema de coerción social pues, como advertía Durkheim, “no solo son exteriores al individuo [los hechos sociales], sino que están dotados de una fuerza imperativa y coercitiva, por la cual se le imponen, quiera o no” (Durkheim, [1895]2001, 36).
La obra de Mauss se relaciona con la de muchos otros. Una de las relaciones más evidentes es la de comprender que puede existir un fuerte vínculo entre el adjetivo “Total” que Mauss le pone a su hecho social y el concepto de “incrustación” desarrollado por K. Polany; aunque hay autores que consideran que el concepto del húngaro permite una mayor elasticidad que el de Mauss (Moreno, 2011, 127).
Una crítica sólida que mantuvo Raymond Firth respecto al trabajo de Mauss, es la incorrecta interpretación que hizo sobre el concepto de hau. Mauss ([1925]2009, 86-91) plantea que este espíritu “es en sí mismo una especie de individuo”. Firth advierte que: 1) los Maorí no dotan al hau de tal capacidad, 2) se confunde el hau del regalo con el del dador y 3) descuida a la tercera parte, lo cual es crucial para comprender el valor del hau. Marshall Sahlins también le criticó su excesiva obsesión con la noción del hau, lo cual lo centró en exceso en el apartado espiritual del regalo, relegando la parte económica a un segundo plano. (Yan, 2012, 279)
En conclusión Mauss, junto a Polany, es uno de los grandes antropólogos económicos y uno de sus más firmes iniciadores. Si bien el nunca hizo trabajo de campo, se labró un conocimiento casi enciclopédico que no se limitó a las culturas bárbaras de su momento sino a las culturas del pasado (Allen, 2001). Sobrino, pero ante todo discípulo, de Durkheim, se aprecia una influencia mutua en los trabajos de ambos, en este caso el empleo del concepto “hecho social” en su famosa conclusión sobre lo que es un don (Mauss, [1925]2009, 251); otra gran aportación fue el concepto de “técnica corporal” que empleó para estudiar las costumbres sobre el cuerpo (Barragán y Lerma, 2013, 60).
Muchas han sido las críticas que recibió su obra, algunas ya se han visto líneas más arriba pero aun quedarían las de tantos otros incluyendo al propio Malinowsky, aunque los reproches fueron cruzados (Hasrt, 2012, 167-168; Yan, 2012, 279).
Sin embargo su fundamento sobre las tres obligaciones del don, su noción del hecho social total o, el que no ha sido planteado, las prestaciones o prestaciones totales, una categoría más amplia que tiende a presentarse “a través de presentes o regalos” (Mauss, [1929]2009, 75), siguen siendo básicas.
El reconocimiento que le hizo James Clifford puede sintetizar muy bien el valor de esta obra:
Me gustaría sugerir como ejemplo modélico de tacto alegórico la obra The Gift, de Marcel Mauss. Nadie podrá negar la importancia de esta obra en lo que de profundidad científica y de profundidad analítica hay en ella.
(CLIFFORD, J., 1991, 181)



ARTUR LLINARES PACIA

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[1] Fernando Broncano (2018), a diferencia de Gustavo Bueno (1987), termina considerando que es mejor despojar al concepto de civilización de cualquier reflejo “imperialista” y/o “etnocéntrico” que jerarquice este concepto en sus “adherencias históricas”, permitiendo estudiar las sociedades con estados.
[2] Nótese que se cumple la advertencia de Gustavo Bueno sobre la función de la sociología en el estudio de la civilización.
[3] En (Isaac, 2012) encontramos, de igual modo, una breve exposición sobre “Karl Polany”, donde no se hace referencia alguna a la obra de Mauss, prefiriendo la de Malinowsky ente otros.

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