Nota 5: La prostitución. ¿Solo femenina?
Nos
vale advertir que la cuestión de la prostitución es más compleja de lo que
presentan muchas feministas, pues la prostitución entendida como una opción de
trabajo indigna se produce de igual modo para el hombre. Bernard Shaw[1] lo
advierte del siguiente modo:
Pero que nadie piense que los hombres
escapan a la prostitución bajo el capitalismo. Si no venden su cuerpo, venden
su alma. El abogado que en el juicio se esfuerza «por hacer que la peor causa
parezca la mejor» se ha presentado como un ejemplo clásico de fraude por dinero.
Nada podría ser más injusto. Un abogado está obligado a hacer todo lo posible
con el fin de obtener un veredicto
favorable para un cliente aunque en privado sea que no tiene razón, del mismo
modo que un médico hará todo cuanto esté en sus manos para salvar la vida de un
paciente cuya muerte, en su opinión, sería una liberación.[…] del escritor y
editor de anuncios engañosos que pretenden de hacer pasar el peor articulo por
el mejor, del comerciante que lo vende asegurándole al cliente que es el mejor,
de los agentes de drogas y alcoholes […]. Estos son solo unos cuantos ejemplos de
prostitución masculina, tan repetida y vehementemente denunciada por los
profetas en la Biblia como mancebía e idolatría, que el capitalismo impone
diariamente a los hombres.
(pp. 336-337)
El
problema de la prostitución es una cuestión de filosofía que muy hábilmente
desmontó Gustavo Bueno en referencia a otra afirmación del feminismo: “Mi
cuerpo es mío”. Gustavo Bueno aplicando la lógica rebatía que el cuerpo no es
de uno, el cuerpo es uno mismo; en el mismo momento que el cuerpo (el ser cosificado)
es propiedad se cae en el juego de poder ser de otro, lo cual es esclavismo. En
otras palabras; el desdoblamiento que se ha producido entre el ser y el cuerpo
de uno es muy lirico pero irreal, tu cuerpo eres tú, pues tus sentimientos son
hormonas en tu cuerpo, el tacto es tu piel, tu vista tus ojos, etc
(simplificadamente). Al considerar el cuerpo un bien se empieza a hablar en
términos de profanación de ese bien, ese objeto, el cuerpo. Lo que se profana
con la prostitución femenina sexual es la dignidad en términos de capacidad de
gestionar la capacidad de trabajo de uno. En conclusión: lo malo de la
prostitución es que es el resultado de un sistema excluyente en el mundo
laboral (sistema laboral curricular lo llamo yo), pero esto se produce de igual modo para con el hombre que emplea otros
medios, yo siempre he planteado que lo que es para la mujer la prostitución es
para el hombre el trapicheo, ambos son ilegales, recurren a necesidades de
dudosa moral y, en consecuencia, están sometidos a un juicio moral. A esto se
ha presentado la distinción entre Prostituta y Trabajadora Sexual, lo cual es
una demagogia muy bien planteada pero que no resuelve la situación de las
mujeres que se prostituyen.
[1] BERBARD
SHAW, George ([1928] 2013). “Las mujeres en el mercado laboral”. En: Manual de socialismo y capitalismo para
mujeres inteligentes. Barcelona: RBA.
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